Reúso de tierras de cultivo en California: ¿una solución para todos?

April 10, 2023 | 3:33 pm
AgriSolar Clearinghouse/CC BY 2.0
Ángel S. Fernández-Bou
Senior Climate Scientist

Puede que sea un romántico, pero realmente creo que podemos volver a imaginar la agricultura, las comunidades rurales desfavorecidas y el medio ambiente de una manera que haga felices a todos. Amo la naturaleza y veo la agricultura como parte de la naturaleza, no como un enemigo. Pero las prácticas agrícolas, especialmente en California, deben actualizarse para sobrevivir en el futuro.

Un cambio poderoso que está ganando impulso es el reúso estratégico de tierras de cultivo. Hacerlo correctamente puede beneficiar a muchos, incluidos los propietarios de tierras. Solo necesitamos tener a todos en la misma página y estar dispuestos a colaborar para maximizar los beneficios para todos, incluyendo (pero no sólo) uno mismo.

Él reúso estratégico de la tierra es el cambio en el uso del suelo de una actividad económica que produce efectos secundarios negativos (como dañar la salud de las personas y del medio ambiente) a nuevos usos del suelo que producen efectos secundarios positivos. Estos efectos secundarios son lo que los economistas llaman “externalidades”, y son consecuencias de las actividades empresariales que no se tienen en cuenta en el precio del producto vendido.

Un ejemplo de externalidad negativa es el impacto negativo en la salud de los residentes de comunidades rurales desfavorecidas debido a los pesticidas y fertilizantes sintéticos utilizados en la producción de alimentos convencionales: los residentes de la comunidad pagan con su salud por el precio más barato de la producción de alimentos convencionales. Un ejemplo de externalidad positiva es el impacto positivo de las granjas agroecológicas en la salud de los trabajadores agrícolas y los residentes rurales, así como en el ecosistema local: los clientes pagan más dinero por alimentos cuya producción beneficia a todos.

Durante varios años he estudiado los muchos beneficios potenciales que el reúso estratégico de tierras de cultivo dentro y alrededor de comunidades rurales desfavorecidas puede tener para todas las partes interesadas involucradas (propietarios de tierras, comunidades, industria, sociedad en general, medio ambiente, economías locales). Me he involucrado con cientos de personas y grupos en las zonas rurales de California, muchas veces concordando y unas pocas discordando.

Mi conclusión basada en participación comunitaria y ciencia técnica es que promover el correcto reúso estratégico de la tierra en proyectos de beneficio múltiple en comunidades rurales puede traer efectos secundarios positivos y disminuir los negativos. Esto resulta en un nuevo desarrollo socioeconómico y justicia socioambiental para comunidades rurales desfavorecidas, nuevas oportunidades de inversión para la industria limpia y más sostenibilidad para la agricultura, al mismo tiempo que se preserva o mejora el ingreso de los propietarios locales de tierras y se fomenta la salud ambiental para todos.

¿Quién se beneficia cuando se retira la tierra de cultivo?

Si bien el reúso estratégico de la tierra puede beneficiar a muchos (incluidos los propietarios de tierras), el primer paso es la retirada de la tierra de cultivo, que es el más controvertido.

La retirada de la tierra de cultivo tiene efectos negativos directos en los ingresos agrícolas y el empleo de los trabajadores agrícolas, con efectos secundarios en otros sectores que dependen de la agricultura (como el transporte y los servicios agrícolas).

Pero la retirada de la tierra de cultivo también significa una disminución en el uso de pesticidas, fertilizantes sintéticos y agua, lo que puede traer beneficios significativos para el medio ambiente y la salud pública local.

¿Cómo sopesamos estos escenarios y decidimos si tiene sentido la reutilización de la tierra de cultivo? Podemos estimar los beneficios socioeconómicos positivos y los efectos secundarios de la reutilización de parte de esa tierra de cultivo en la generación y almacenamiento de energía solar y la industria limpia, y podemos discutir otros beneficios potenciales de la creación de proyectos de gestión de recarga de acuíferos, áreas verdes y otros beneficios que son más difíciles de monetizar pero son indudablemente buenos para la sociedad. Lo que históricamente ha sido más difícil es estimar los efectos negativos de mantener el status quo de la agricultura.

Reducir el uso de agua mediante el cambio de uso de tierras puede tener una serie de efectos secundarios positivos para el medio ambiente, la salud pública, la economía y las comunidades además de reducir la demanda de agua. Fuente: Water, environment, and socioeconomic justice in California: A multi-benefit cropland repurposing framework.

¿Podemos ponerle un valor monetario al impacto negativo de la agroindustria industrial?

Es de sentido común que, si alguien rompe algo, es justo que pague por ello. Cuando hablamos del medio ambiente, a veces el problema es que no conocemos el costo exacto de lo que está “roto”, y los que lo rompen pueden salir impunes sin pagar por ello. Hemos visto esto durante décadas con los contaminadores y las compañías de combustibles fósiles que se benefician individualmente al crear un problema por el que todos pagamos.

Antes de continuar, me gustaría hacer una aclaración. Cuando hablo de agricultura, distingo claramente dos grupos: agricultores locales y corporaciones extractivas sin rostro involucradas en agroindustrias industriales (a veces son incluso fondos de inversiones de fuera de California).

Los agricultores son personas que viven en la tierra y que normalmente aman la tierra en la que trabajan, independientemente de su tamaño.

Las agroindustrias extractivas no son agricultores locales, no viven en la tierra ni forman parte de las comunidades locales. Toman la riqueza producida en las comunidades rurales por los residentes rurales y la extirpan de la economía local, dejando a las comunidades en desventaja económica y con una serie de impactos negativos en la salud pública, el medio ambiente y lo social.

A las agroindustrias extractivas no les importa si usan más pesticidas o fertilizantes de lo necesario, porque sus familias y amigos no viven allá. Saben que sus prácticas dañan a las comunidades locales y a California, pero ponen las ganancias por encima de las personas y el medio ambiente. Además, las granjas suelen estar en áreas no incorporadas, lo que permite a las agroindustrias industriales pagar insuficientes impuestos a las pequeñas comunidades rurales cercanas a las que contaminan.

A menudo, la falta de fiscalización resulta en impactos negativos como pesticidas rociados sobre las casas de las personas o la desviación del agua de inundaciones hacia comunidades rurales desfavorecidas para evitar inundar tierras de cultivo corporativas (incluso si eso lleva a la evacuación de miles de personas o la destrucción de pequeñas y medianas granjas).

En mi opinión, los legisladores deberían estar del lado de la salud de las personas y el medio ambiente antes de permitir estas prácticas extractivas (incluso destructivas) que también afectan negativamente a los agricultores locales que sí viven en la tierra.

El primer paso para poder hacer que los contaminadores paguen por su contaminación es contabilizar el costo del daño que producen. Si bien las agroindustrias no son tan malas como las compañías de combustibles fósiles, la verdad es que las actividades agrícolas industrializadas no supervisadas pueden causar múltiples problemas en las comunidades rurales y en el suministro de agua del estado.

Por ejemplo, disminuir el uso de pesticidas en una región al reutilizar la tierra cultivable para otros usos puede disminuir la producción de agricultura convencional en general en una cierta cantidad, pero eso puede ahorrar a la población varias veces esa cantidad en gastos de salud y agua. Si bien este beneficio es de sentido común, aún no se ha contabilizado formalmente.

Parte de mi trabajo en los últimos cuatro años ha incluido el cálculo y estimación de datos científicos relacionados con impactos socioambientales. Entre esos análisis, calculamos los ingresos generados por la agricultura dentro de 123 comunidades rurales desfavorecidas en el Valle de San Joaquín de California, que fue de alrededor de $170 millones al año (y solo una pequeña parte de eso es ganancia). También calculamos que la agricultura convencional dentro de esas comunidades agrega en promedio unos 19 millones de libras (8.6 millones de kilogramos) de nitrato tóxico proveniente de fertilizantes sintético a los acuíferos dentro de estas comunidades. Proporcionar a cada residente de esas comunidades un galón (3.8 litros) de agua limpia por día costaría $190 millones.

Juntos, estos hechos sugieren que el costo real de producir agricultura convencional dentro y alrededor de comunidades rurales desfavorecidas no está siendo pagado por los consumidores de alimentos, sino por los residentes de esas comunidades rurales. Y esto solo contabiliza algunos de los efectos negativos en el agua. Si monetizáramos los impactos negativos en la calidad del aire o la falta de oportunidades socioeconómicas y ambientales creadas por este sistema feudal, esos números serían mucho más injustos.

Reimaginar la agricultura y las tierras de cultivo es esencial para nuestro futuro

Producir comida puede que no sea suficiente motivo para mantener la agricultura como la conocemos hoy en día. Ya somos capaces de imprimir carne en 3-D! La reutilización estratégica de la tierra de cultivo es necesaria para mejorar las comunidades y el medio ambiente, y para preservar el futuro de la agricultura. Es muy posible que el sector agrícola tenga que generar efectos colaterales positivos y ser pagado por ello para ser económicamente factible. Estos efectos beneficiosos pueden incluir la creación de hábitat para la vida silvestre y especies protegidas, mejorar la calidad del aire y del agua en las comunidades aledañas, preservar y mejorar el paisaje, y producir energía limpia. Estos efectos colaterales positivos benefician a todos, y todos deberían pagar a los granjeros que provean estos servicios.

Puede que sea un romántico, pero realmente creo que los ambientalistas y los agricultores deberían ser mejores amigos. Tienen más en común de lo que piensan, y deberían unir sus esfuerzos para conseguir sus objetivos comunes. Entregar agua al medio ambiente podría ser lo mismo que entregar agua a la agricultura si la agricultura mantiene ecosistemas saludables. Trabajar juntos y reimaginar nuevos usos para las tierras de cultivo existentes es uno de los caminos a seguir que puede beneficiar a todos.