En una época en la que las noticias sobre el cambio climático (por ejemplo, falta de compromiso político en COP24 y reportes del IPCC, NCA4, y UNEP) y sus efectos devastadores (como los huracanes Maria y Florence, y los recientes incendios en California) se hacen cada vez más frecuentes y frustrantes, resulta inspirador aprender de iniciativas en las que la unión de personas visionarias se traduce en acciones concretas que mejoran nuestras condiciones de vida a presente y futuro, mientras reducen las emisiones de efecto climático y nos preparan para sus impactos.
Este es el caso de la iniciativa Queremos Sol Puerto Rico, la cual busca que al menos el 50% de la energía en Puerto Rico para el año 2035 sea producida por fuentes de energía renovable como el sol y el viento, y que estas fuentes generen la totalidad de la energía para el año 2050.
Para aprender más sobre esta propuesta hablé con el Dr. Agustín Irizarry, colaborador de la iniciativa y catedrático del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.
Paula García: ¿Cómo surgió la iniciativa?
Agustín Irizarry: Queremos Sol Puerto Rico es la confluencia de personas y organizaciones que queremos un desarrollo sostenible, local y limpio ya.
Por años hemos escuchado promesas del gobierno hablando de una transición energética que va a pasar en los próximos 15 o 20 años; por décadas se nos ha dicho que vamos a reducir la dependencia del petróleo, pero entonces el cambio propuesto es comprar carbón o gas, y resulta que Puerto Rico no tiene ninguno de los tres. Pero lo que sí tenemos es un sol extraordinario que cae directamente en los techos de nuestras casas y que si las instalaciones se hacen adecuadamente, son extremadamente resilientes a los huracanes y nos permiten sobrellevar los problemas que vamos a seguir enfrentando con el cambio climático.
PG: Hablando del cambio climático y del huracán María…
AI: El huracán María demostró que hay una vulnerabilidad enorme por parte de la red eléctrica, que aún invirtiendo miles de millones de dólares en sistemas centralizados que funcionan a base de combustibles fósiles no hay garantías de que no volvamos a quedar a oscuras por meses. Este es un momento en el que la gente está buscando alternativas para que no le vuelva a pasar lo que le pasó a tantas personas que se quedaron meses y meses sin energía. Por eso es que después de María todo el mundo quiere en su casa un sistema solar con batería para almacenar la energía.
PG: ¿Y en qué consiste Queremos Sol Puerto Rico?
AI: El huracán María lo que ha hecho es acelerar nuestro interés y entusiasmo para hacer un despliegue importante en Puerto Rico de sistemas solares con almacenamiento energético.
Entonces, los pasos de la iniciativa son:
- Comenzar con sistemas en los techos de las casas para que sean más resilientes.
- Hacer comunidades solares, donde la gente sale a comprar juntos los equipos para reducir costos.
- Crear microrredes comunitarias.
En términos de la energía solar, la idea es instalar en los techos sistemas solares de 2 a 5 kilovatios (kW) con sistemas de almacenamiento energéticos de 10 a 20 kilovatios-hora (kWh). Al evaluar la capacidad de estos sistemas en Puerto Rico, los pequeños (2kW, 10 kWh) pueden cubrir las necesidades energéticas básicas de una familia: nevera, lavadora, luces, electrónicos como teléfono móvil, laptop; mientras que los más grandes (4 kW, 20 kWh) pueden brindar otras comodidades de la vida moderna como abanicos, wifi, televisores. Y con 5kW y buen sol un acondicionador de aire tipo inverter puede funcionar varias horas.
PG: ¿Es la configuración de los techos adecuada y el recurso solar suficiente para que los sistemas sean eficientes?
AI: En Puerto Rico la mayoría de los techos son planos y eso es conveniente para la instalación pues en nuestra latitud el sol está muy alto en el cielo durante todo el año. No hace falta mucha inclinación en los paneles. Hay muchísimos libros del sol, pero la gran mayoría han sido escritos a latitudes diferentes a las del trópico, casi todos los libros que hablan del recurso solar los han escrito gente que no vive en el trópico. Entonces es importante entender que el comportamiento del sol en el trópico es propio de esta zona, no es el comportamiento del sol a 40 grados de latitud norte o 40 grados de latitud sur. Hemos aprendido mucho sobre eso, y a no hacerle caso a esos libros porque presentan cosas que no son ciertas para la latitud nuestra.
Acá hay un recurso solar extraordinario, lo hemos estamos midiendo y nuestros estudios están comprobados. La sabiduría convencional es que los páneles deben ubicarse al mismo ángulo de la latitud, y esto ayuda en la captación de energía solar fuera del trópico. En nuestra latitud con lo alto que está el sol en el cielo perdemos muy poca energía al inclinar los paneles poco y ganamos mucho en economía de materiales del armazón, en disminuir el área expuesta a viento huracanados y otros. Los techos nuestros son excelentes para capturar energía solar. Prueba de esto son los 101 días que viví a base de energía solar luego de María, mi nevera no se apagó ni una sola vez a pesar de haber nubes en el cielo.
PG: ¿Y qué debemos tener presente en esta transición que estamos viviendo hacia fuentes de energía limpia?
AI: La lucha ahora es para que no haya impuesto al sol, para que no haya penalización por salirse de la red eléctrica.
Aquellos que quieran generar y vender energía usando diferentes recursos como combustibles fósiles y sistemas poco flexibles deberán ofrecerla a un precio que compita con la generación fotovoltaica en mi techo. Los consumidores decidiremos si la queremos comprar o no. Si sus precios no son competitivos con los costos de instalar en los techos sistemas solares con almacenamiento energético, los consumidores son quienes deben decidir que opción prefieren.
Por tanto, es vital que no se penalice el acceso a la energía solar, que no se aplique un impuesto al uso del sol ni se prohíba el salirse de la red eléctrica. El sol que cae sobre nuestros techos es nuestro y nadie debe interferir con esto; es como mojarse los pies en la playa, no debe tener impuesto.
Es un concepto filosófico sobre lo que es nuestro donde el gobierno no debe intervenir. Este concepto filosófico, además de las consideraciones tecnológicas, de costos y de impacto ambiental dibujan claramente el camino a seguir.