El trabajo más difícil dentro del sector de la pesca no es pescar sino procesar el pescado durante una pandemia global

September 11, 2020 | 7:19 pm
Jabbi/Wikimedia
UCS Science Network

Las vacaciones en casa no existen para las personas que trabajan sin cesar para pescar, cultivar, procesar, empacar, transportar y distribuir los mariscos en Estados Unidos. Denominada inmediatamente como un servicio esencial, la industria pesquera cuenta con ingresos anuales de $244 mil millones, aporta 1,74 millones de puestos de trabajo y es el alma  de los pueblos costeros a lo largo de EEUU, desde los puertos pintorescos de Nueva Inglaterra hasta las comunidades del Golfo y los puertos bulliciosos del Nordeste Pacífico y Alaska.

Cuando se piensa en los mariscos y la pesca, se suele imaginar a hombres fuertes vestidos de impermeables de colores vivos y asegurándose contra las olas o quizá remando sigilosamente una lancha en la niebla, tal como la imagen icónica del pescador de la marca Gorton’s. Sin embargo, siendo dueña orgullosa de una empresa pesquera en Maine y como trabajadora del mar veo y dependo de diversos individuos que trabajan en tierra para asegurar que el pescado y el marisco llegue a su comedor.

La pesca comercial implica mucho más que solo pescar

De hecho, más personas trabajan en la cadena de valor y en el procesado del pescado que en la pesca comercial en sí. La mayoría de los trabajadores que desempeñan estas funciones esenciales son mujeres de comunidades marginadas, migrantes o extranjeras. A nivel global se estima que entre el 80 por ciento y el 90 por ciento de los trabajadores en el procesado del marisco son mujeres y en los Estados Unidos el 62,8 por ciento de las personas que trabajan en el sector de la carnicería y el procesado de carnes, aves y pescado son extranjeras. Según el análisis realizado por la Unión de Científicos Conscientes (UCS por sus siglas en inglés) de los datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA)y del Censo Trimestral del Empleo y los Salarios del Bureau of Labor Statistics del tercer trimestre del 2019, hay 815 plantas procesadoras de mariscos en 294 condados de Estados Unidos y estas contratan a decenas de miles de personas a nivel nacional.

Mis experiencias como cosechadora de mariscos y propietaria empresarial son diferentes a las de los trabajadores en tierra dedicados a la importante labor del procesado del marisco. Yo establezco mi propio horario y trabajo al aire libre, a solas, en una lancha cerca de las costas de una isla deshabitada de Maine. Me siento segura cuando voy a trabajar y tengo acceso a los productos básicos que muchos de nosotros damos por hecho (cosas como la comida, el agua corriente, el alojamiento estable y la atención médica, entre otras). Esta situación es todo un contraste con la de los trabajadores del procesado del marisco durante el brote del COVID-19. Trabajar en el procesado del marisco implica hacer una labor físicamente dura dentro de una planta durante largas jornadas y, como es el caso de los que trabajan en el área del procesado en barco y en otras pescas de temporada, vivir en una vivienda compartida y usar el transporte compartido.

Los trabajadores del procesado del marisco corren un alto riesgo de contagiarse del coronavirus

Uno no tiene que ser un científico o un experto en salud pública para reconocer que existe un riesgo elevado asociado con tales condiciones, aunque tanto los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) y muchas organizaciones de incidencia política como la Food Chain Workers Alliance y La Unión Internacional de Trabajadores de la Industria de Alimentos y del Comercio han publicado lineamientos y exigido protección adicional para las personas que trabajan en las plantas procesadoras. Algunas organizaciones de trabajadores y de justicia para migrantes que representan a trabajadores del procesado de mariscos han expresado sus preocupaciones y necesidades de una manera urgente y clara desde el inicio del brote. A pesar de estas advertencias, brotes de COVID-19 han sido documentados en plantas procesadoras del marisco en Massachusetts, Maine, California, Oregon, Washington y Alaska, y trágicamente algunas muertes han sido vinculadas al trabajo en plantas procesadores de mariscos.

Podemos proteger a estos trabajadores con medidas de salud pública basadas en evidencia

Mientras las experiencias y necesidades de las personas que trabajan en la cadena alimenticia varían y se expresan mejor de primera mano, universales llamadas por protecciones básicas de salud y seguridad incluyen una seguridad laboral aumentada, el acceso al agua y a estaciones de limpieza, los equipos de protección personal, el acceso a pruebas para el COVID-19 y a la atención médica, los días de incapacidad remunerados y el paga por condiciones peligrosas. Más allá de estas medidas, todo trabajador a lo largo de la cadena alimenticia merece poder acceder a recursos y a redes críticas de protección social sin importar su género, raza, etnicidad o estatus migratorio. Aunque la demanda por los mariscos de cosecha local ha alcanzado un nivel histórico, el apoyo a las personas que procesan, empacan y envían nuestros mariscos va rezagada. Llame a su congresista y pídale que apoye al COVID-19 Every Worker Protection Act of 2020, que contiene protecciones aplicables y basadas en la ciencia para los trabajadores procesadores de mariscos, quienes trabajan largas jornadas muy juntos.

Comer pescado local y apoyar a los pescadores locales es importante, pero también lo es apoyar a las numerosas organizaciones comunitarias dedicadas a la justicia laboral y los grupos de apoyo mutuo que existan en su comunidad, quienes, de manera proactiva, está distribuyendo alimentos, pruebas, equipos de protección personal y brindando servicios legales y de incidencia política para los trabajadores de mariscos, procesado de alimentos y agricultura. Para aprender más sobre las 5 acciones que puedes tomar para apoyar a los trabajadores de alimentos.