Yo era ingeniero agrónomo. Imagino que técnicamente todavía lo soy, pero ya hace algún tiempo (desde que estudié un posgrado y descubrí el activismo) que comencé a trabajar a nivel de sistemas, y ahora soy Ingeniero de Sistemas Socioambientales. Observar el medio ambiente de manera holística me ha ayudado a entender muchos de los desafíos que experimentamos hoy en día en California, especialmente en cómo se practica la mayor parte de la agricultura. Más importante aún, me he dado cuenta de que no podemos implementar una solución si va a crear un nuevo problema.
Me encanta la agricultura, y me resulta difícil ver cómo se ha vuelto cada vez más insostenible, contribuyendo con efectos secundarios negativos en lugar de ser una parte esencial de la naturaleza. Los incentivos económicos inadecuados de las últimas décadas hicieron que los agrónomos se concentraran en maximizar las ganancias de las operaciones agrícolas en lugar de integrar la naturaleza en las prácticas agrícolas para fomentar la sostenibilidad y nutrición. Ese pérfido legado persiste en muchos círculos, especialmente entre aquellos que ven la tierra y el agua únicamente como mercancías para explotar.
El enfoque exclusivo en maximizar los beneficios económicos de la agricultura ha resultado en pobreza crónica y condiciones precarias de salud en muchas áreas agrícolas de Estados Unidos. Las regiones rurales han visto una tendencia hacia la consolidación de las tierras agrícolas. Estas grandes corporaciones agrícolas suelen estar desconectadas de las personas y la tierra que cultivan. No son granjeros que viven en su tierra. Son entidades que extraen la riqueza del suelo y de la economía local de las comunidades donde operan.
¿Quiénes son los más perjudicados por las prácticas agrícolas extractivas en California?
Hay tres grupos que son los más perjudicados por las prácticas de agronegocios industriales en California: los residentes rurales que sufren los efectos ambientales y de salud de la agricultura convencional, los agricultores pequeños y medianos cada vez más desplazados e incapaces de mantener sus granjas, y los trabajadores agrícolas que siembran campos y cosechan abusos. Estos grupos a menudo se superponen y los impactos negativos se vuelven acumulativos para las mismas personas.
El Valle de San Joaquín de California (sur del Valle Central) es por mucho la región agrícola más rentable de Estados Unidos, con un ingreso de $37.100 millones en 2020. El Valle de San Joaquín genera por sí solo más ingresos agrícolas que cualquier otro estado y más que países como Canadá, Alemania o Perú. Otras regiones agrícolas de California también son muy rentables, como el Valle de Sacramento (norte del Valle Central), el Valle de Salinas y el Valle Imperial.
Sin embargo, esta ganancia económica tiene un alto costo para la salud y el medio ambiente, y ese costo lo pagan los residentes de las comunidades rurales de California. Las tres regiones con la peor calidad del aire (por contaminación por partículas durante todo el año) en Estados Unidos se encuentran en el Valle de San Joaquín, correspondiente a cinco de sus ocho condados.
He escuchado historias en comunidades rurales de personas a las que les sangra la nariz después de aplicaciones de pesticidas agronegocios industriales cercanos (ya que muchas veces no ponen suficiente cuidado y las avionetas rocían las casas y las calles con pesticidas), y de niños que sistemáticamente sufren de asma. Las regiones agrícolas que también tienen pozos de petróleo, como el condado de Kern, tienen una calidad del aire aún peor.
Desafortunadamente, este modelo de agricultura industrial también está destruyendo a los pequeños y medianos agricultores de California. Con demasiada frecuencia escucho cómo los grupos de negocios externos a la agricultura y grandes conglomerados agrícolas están comprando tierras de fincas pequeñas y medianas.
Muchos agricultores no quieren vender, incluso cuando los precios son tentadores, porque la mayoría de los agricultores aman la tierra que aran. Pero cuando megasequías como la que enfrenta el Oeste de Estados Unidos se combinan con derechos hídricos imposibles, algunos pequeños y medianos agricultores no tienen otra opción que vender a quienes tienen los medios económicos para perforar pozos de una milla (1,61 km) de profundidad.
E incluso en las fincas grandes, persiste otro problema difícil: escasez de trabajadores agrícolas. Las principales razones para la escasez de trabajadores agrícolas son las condiciones extremas que muchos trabajadores del campo deben soportar, como el calor mortal durante varios meses del año, la exposición a sustancias tóxicas, los bajos salarios para la cantidad y el tipo de trabajo que realizan y el trato racista.
Además, las condiciones en las comunidades rurales donde los trabajadores agrícolas trabajan y viven con sus familias son terribles: calidad del aire extremadamente baja, inseguridad hídrica, infraestructura insuficiente o inexistente y falta de oportunidades socioeconómicas. Si se combinan las políticas de inmigración restrictivas del gobierno federal a los riesgos a los que están expuestos, se puede comprender fácilmente por qué California se está quedando sin trabajadores agrícolas.
Y luego está el problema del agua
No hay suficiente agua en California para mantener nuestras prácticas agrícolas actuales.
No puedo mirar la insostenibilidad agrícola y no estar profundamente preocupado por cómo está agotando irreversiblemente el suministro de agua de California. La agricultura utiliza alrededor del 80% de toda el agua usada en California y el 90 por ciento en el Valle de San Joaquín.
En muchas ciudades, el suelo se hunde más de un pie (30 cm) al año en promedio debido a la sobreexplotación del agua subterránea, y cientos de miles de residentes carecen de seguridad hídrica. La equidad en el acceso al agua es una de las mayores amenazas a los derechos humanos fundamentales en California.
El sector agrícola ha mejorado su eficiencia en el uso del agua en las últimas décadas con técnicas como el riego por goteo. Pero en lugar de ahorrar esa agua, la industria ha utilizado los ahorros para plantar más cultivos permanentes sedientos de agua (mientras aumenta la salinidad del suelo).
Conduciendo cerca de la ciudad de Firebaugh (al oeste del condado de Fresno) la semana pasada, vi una plantación de árboles jóvenes (probablemente almendras o pistachos) que se extendía alrededor de 1,5 millas de largo (2,4 km).
Cuando miré las imágenes satelitales actuales e históricas, estimé que el huerto cubre alrededor de 750 acres (300 hectáreas) y que la tierra había sido previamente de cultivos anuales (más flexibles en el uso del agua) o en barbecho.
Eso significa que este año, en medio de una megasequía de varios años, mientras el gobierno está pagando a muchos agricultores para retirar y reutilizar las tierras de cultivo para ahorrar agua (Programa de Reutilización de Tierras Multibeneficio y Programa LandFlex), alguien plantó alrededor de 80.000 árboles muy sedientos en un lugar donde no había árboles antes.
Un acre de almendros usa 1,54 millones de galones por año en el Valle de San Joaquín, mientras que una persona usa alrededor de 17.500 galones de agua dentro de su casa en un año en California.
Esos 750 acres de árboles pueden usar tanta agua como 65.000 californianos. Y ya hay 1,64 de acres de almendros en California (más que la superficie del estado de Delaware). Esto aumenta la demanda de agua en esta granja en la cuenca Delta-Mendota, una región que acaba de fracasar en su plan de sostenibilidad de agua subterránea y donde las comunidades rurales experimentan una calidad de agua extremadamente baja.
Y lo que vi en Firebaugh no es único. Se están sembrando nuevas plantaciones de árboles en todo el Valle Central, incluso cuando las comunidades cercanas carecen de acceso fundamental a agua potable.
La agricultura puede ser la solución
Los problemas son complejos pero la solución está clara: necesitamos agricultura sostenible. La sostenibilidad en la agricultura significa sostenibilidad social, económica y ambiental. Para que California se aleje de su agricultura industrial insostenible, dañina y demasiado sedienta de agua, veo la necesidad de tres cambios importantes.
En primer lugar, se debe incentivar a los trabajadores agrícolas y jóvenes agricultores a poseer tierras y a tener acceso equitativo al agua. Eso traerá resiliencia a las comunidades rurales y fomentará el trabajo agrícola, ya que estos nuevos pequeños agricultores serán trabajadores agrícolas de su propia tierra. Esto también significa mejores economías locales (la riqueza de la comunidad permanece en la comunidad) y más eficiencia en la producción y diversidad de alimentos.
En segundo lugar, los agricultores convencionales pueden convertirse en agricultores sostenibles. Las prácticas agroecológicas se pueden incentivar para que los agricultores convencionales puedan hacer la transición a prácticas sostenibles más fácilmente. La agricultura puede ser hábitat, y la creación de hábitat beneficia a todos. Menos pesticidas significarán alimentos más nutritivos (los pesticidas matan a los microorganismos benéficos que proporcionan nutrientes a las plantas), y menos fertilizantes sintéticos significarán aguas subterráneas más limpias.
En tercer lugar, la agricultura industrial convencional debería pagar el costo real de su producción insostenible. Idealmente, las regulaciones de políticas se pueden adaptar para que reviertan sus impactos negativos actuales y se vuelvan social y ambientalmente sostenibles.
Una cosa está clara: necesitamos alimentos saludables y un ambiente saludable para tener californianos saludables. Sí, soy ingeniero, pero ahora puedo ver esta amalgama de problemas sociales, ambientales y económicos con una lente de justicia. Trabajar al nivel del sistema para la región a la que llamo mi hogar me motiva.