Sin lugar a dudas, como madres y padres lo más importante es que nuestros hijos tengan buena salud. Y cuando algo pone su salud en peligro, hacemos hasta lo imposible para protegerla. Recuerdo claramente la angustia que sufrí, junto a mi esposa, cuando mi niña más pequeña tuvo que ser sometida a una operación de corazón abierto debido a una malformación cuando apenas tenía cuatro meses de nacida. Afortunadamente, mi niña salió airosa de la operación y hoy disfruta de buena salud.
Pero el diagnóstico, la delicada operación, y la recuperación de mi nena no hubieran sido posibles sin la ciencia. Sin un programa excelente de ciencia y tecnología biomédica como el que ha desarrollado el gobierno federal de Estados Unidos no existirían los laboratorios ni técnicas para analizar muestras de orina o sangre, ni el electrocardiograma con el cual se pudo ver lo irregular de las señales eléctricas de su corazón, ni el aparato para hacer el ecocardiograma donde se pudo ver claramente la malformación que amenazó su vida, y mucho menos el sofisticado bypass cardiopulmonar con el que fue posible operar su corazoncito.
Las protecciones para la niñez en base a la ciencia abarcan más que el campo biomédico: a través de los años, y en respuesta al activismo de madres, padres, científicos y otros defensores de la salud, el gobierno federal ha implementado protecciones para reducir las emisiones de los vehículos de motor, así como las de contaminantes atmosféricos como el mercurio (tóxico y muy dañino para los cerebros de los niños) y el ozono en la baja atmósfera (irritante pulmonar que agudiza el asma). Este tipo de protecciones ha contribuido a disminuir ataques de asma, bronquitis aguda, problemas respiratorios y ausentismo escolar entre la niñez en Estados Unidos.
Pero estas protecciones están en peligro debido al empeño del gobierno del presidente Trump en ignorar la ciencia y eliminar las políticas públicas que protegen la salud de todas y todos y en especial de las niñas y los niños. El gobierno de Trump le está robando la salud y el futuro a una generación completa de niñas y niños en Estados Unidos. En el más reciente informe sobre el tema “Generaciones en Peligro: Los ataques a la Ciencia en el Gobierno de Trump amenazan la Salud Infantil”, UCS explica como estos atropellos a las protecciones establecidas a través de décadas de investigación, legislación, y activismo comunitario en base a la ciencia y con el ojo puesto en la salud pública—en especial la salud infantil—amenazan el futuro de una nueva generación de niños en los Estados Unidos.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Trump se rehúsa a limitar el plomo
El plomo es un metal altamente tóxico para los seres vivos. Inclusive en dosis pequeñas puede causar daños irreversibles al sistema nervioso de los niños, y la Organización Mundial de la Salud ha dicho que no hay nivel mínimo de ingestión de plomo que no sea riesgoso. En Estados Unidos, los niños se exponen al plomo al entrar en contacto con pintura y polvo de viviendas o escuelas muy viejas, o al tomar agua que viene por tuberías hechas de plomo, lo cual afecta de manera desproporcionada a los niños de minorías étnicas y raciales y de bajo ingreso.
A pesar de las protecciones establecidas en el 2019 por la EPA en relación al plomo en la pintura, el polvo, y la tierra, las medidas para limitar la exposición a la pintura con plomo en áreas con marcas de dientes, deterioro, u otro tipo de desgaste (o sea, indicadores de exposición infantil al plomo), no fueron reforzadas. Aquí la EPA hizo a un lado una oportunidad para recalcar las desigualdades en exposición al plomo entre la niñez de color y de bajo ingreso ya que muchos de ellos viven y van a clase en viviendas y escuelas con pintura con plomo.
La EPA de Trump expone a la niñez latina al clorpirifos, peligroso pesticida agrícola
Desde el año 2000, la EPA ha prohibido el uso en hogares del pesticida clorpirifos debido a los riesgos a la salud infantil. El clorpirifos fue creado como arma química durante la Segunda Guerra Mundial, y puede afectar al desarrollo del cerebro de un infante—incluso en el vientre materno—lo cual incrementa el riesgo de reducir el coeficiente intelectual o de autismo. Los hogares cercanos a campos agrícolas donde se fumiga con clorpirifos están más expuestos al pesticida, el cual puede entrar a los hogares cuando sopla el viento.
Pero en el 2019 la EPA de Trump, en contra de las recomendaciones de sus propios científicos, eliminó tal prohibición bajo el falso argumento de que la ciencia no tiene claro los efectos del clorpirifos en el desarrollo neurológico infantil. Este argumento ha sido tajantemente rechazado por la comunidad científica, y una corte federal le ordenó a la EPA que finalizara la prohibición del pesticida. La EPA de Trump se rehúsa a cumplir con la determinación de la corte, repitiendo la mentira de que no existen datos que demuestren que el clorpirifos es dañino.
Hay más, mucho más
Como si fuera poco, hay más. La EPA de Trump permite que ciertos químicos sintéticos usados en la elaboración de productos entren al agua potable; ha fracasado en prohibir el uso del cancerígeno asbesto en la elaboración de productos de consumo; ha reducido las inspecciones en la producción de carne por parte de inspectores federales de sanidad; ha reducido la verificación de cumplimiento de estatutos que regulan la seguridad en productos que utilizan los niños.
Y el que considero el más nocivo a la salud de nuestros niños latinos y la niñez de color: el debilitamiento de las protecciones a la calidad de aire, porque todos sabemos que los pulmones y corazones de los niños latinos en los Estados Unidos son los que más sufren las consecuencias de los contaminantes atmosféricos.
Como madres y padres queremos que nuestras criaturas sean saludables y que vivan plenamente. Para ello tenemos que exigir a los servidores públicos que pongan el bienestar de la niñez en el primer lugar mediante el uso de la ciencia para protegerlos. Los adelantos médicos desarrollados por la ciencia federal, tanto como las políticas públicas para proteger a nuestras niñas y niños están en peligro porque el gobierno de Trump se empeña en perjudicar a los más vulnerables.
Lea el informe aquí.