El gobierno de Trump abandona la ciencia y rompe promesas a las comunidades marginadas

October 30, 2019 | 9:02 am
AP Photo/David Goldman
Juan Declet-Barreto
Senior Social Scientist for Climate Vulnerability

En Estados Unidos, las personas de color y/o de bajo ingreso frecuentemente viven más expuestas que otras comunidades a la contaminación del aire que respiran y del agua que toman. En años recientes, los grupos de justicia ambiental y las organizaciones de base comunitaria han luchado arduamente para lograr la creación de programas y política pública federal para proteger su salud, seguridad, y calidad de vida de los efectos de la contaminación.

En la lucha de las comunidades de base, el rol de la ciencia en la formulación de política pública federal basada en la evidencia científica ha sido de gran importancia. La disponibilidad y transparencia de datos e información han sido valiosísimos para mantener al público informado y proveerle las herramientas necesarias para combatir el impacto de muchas fuentes de contaminación en comunidades residenciales. Dadas las enormes desigualdades en los niveles de contaminación en las comunidades de justicia ambiental, estas herramientas son muy importantes para diseñar, en base a criterios científicos y de justicia ambiental, políticas públicas para reducir las amenazas a la salud pública de dichas comunidades.

Pero los logros alcanzados en pro del bienestar de las comunidades se ven amenazados por el gobierno del presidente Donald Trump. Tras décadas de desigualdades sistémicas en la implementación de leyes y políticas públicas ambientales, los logros de dichas comunidades ahora se ven en jaque debido al desmantelamiento sistemático de las protecciones ambientales y la salud del gobierno de turno. La Union of Concerned Scientists, en colaboración con las comunidades de justicia ambiental, recogió el sentir y la perspectiva de las comunidades con las que hemos trabajado a brazo torcido en años recientes. En un reciente informe titulado La ciencia abandonada, las promesas rotas informamos sobre el impacto que ha tenido el abandono de políticas de protección a la salud en base a la ciencia y el caso omiso que el gobierno de Trump ha hecho a las preocupaciones de salud pública de las propias comunidades.

Impacto Número 1: Aumento en la exposición de las comunidades a riesgos a la salud

El gobierno de Trump se hace de la vista larga ante los efectos de la contaminación del aire en la salud. Promulga políticas que aumentarán los riesgos a la salud, especialmente en comunidades que viven cerca de instalaciones industriales que emiten contaminantes tóxicos. Por ejemplo, hace poco, mis colegas y yo investigamos como la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en  inglés) eliminó protecciones vitales—basadas en la propia ciencia de la EPA—para limitar las emisiones al aire de contaminantes tóxicos. Con este cambio el gobierno de Trump pretende regular las emisiones de una planta de energía eléctrica que quema grandes cantidades de carbón como si contaminara igual que una tintorería.

El incumplimiento de las leyes de protección ambiental que deben seguir las empresas que contaminan el aire y el agua ha sido la orden del día en los dos más recientes años del gobierno de Trump. Como se ve en la gráfica más abajo, los procesos penales en contra de empresas que han violado leyes ambientales han mermado mucho en comparación con los procesos penales durante los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama.  Claramente, el gobierno de Trump les ha permitido a las industrias contaminantes envenenar el aire y el agua sin pagar las consecuencias.

Impacto Número 2: La debilitación de programas diseñados para ayudar a las comunidades desatendidas

En el gobierno federal existen varios programas para atender desigualdades en salud y prosperidad a comunidades de bajo ingreso, de minorías étnicas y raciales, e indígenas. El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, en inglés) y el Medicaid, por ejemplo, proveen alimentos y cuidado médico a millones de personas de bajo ingreso. La ciencia demuestra el éxito que estos programas tienen en combatir la pobreza e incrementar el acceso a la atención médica. Pero el gobierno de Trump está cambiando los requisitos para limitar quienes son elegibles para dichos programas, lo cual les arrebata servicios esenciales de atención médica y nutricional a los más necesitados.

 

Del mismo modo, los mecanismos para atender las desigualdades ambientales a las que se enfrentan muchas comunidades de bajo ingreso y/o de minorías étnicas y raciales también están sufriendo con el gobierno de turno. Por ejemplo, la cantidad de becas otorgadas por el Programa de Pequeñas Subvenciones de Justicia Ambiental (Small Grants Program en inglés) de la EPA han disminuido drásticamente en los dos primeros años del gobierno de Trump – vea la gráfica más arriba. A través de este programa una organización comunitaria pudiera recibir hasta 30 mil dólares para solucionar asuntos ambientales y de salud pública en su comunidad. Si bien es cierto que durante los dos primeros años del gobierno de Barack Obama disminuyó la cantidad de becas otorgadas en comparación con el mismo período en el gobierno de George W. Bush, la caída bajo Trump ha sido mucho más marcada.

Impacto Número 3: Detener o censurar la recopilación de datos perjudica a nuestras comunidades

Si el gobierno no recopila datos confiables periódicamente, no se pueden crear políticas públicas basada en la evidencia científica. Sin datos, las decisiones de política pública son vulnerables a influencias políticas, apartándose del bienestar público. Por eso las agencias federales recogen datos para identificar riesgos a la seguridad y salud y para evaluar cuán eficaces son los programas que han sido implementados. El gobierno de Trump está deteniendo la recopilación de datos, y suprimiendo y escondiendo estudios diseñados para proveer datos e información a la formulación de políticas públicas que protejan la salud y el medio ambiente. Por ejemplo, un estudio para entender los riesgos a la salud entre la población cercana a una mina abierta, y que iba ser llevado a cabo por un instituto científico federal, fue cancelado por el gobierno de Trump.

Los ataques a la ciencia también incrementan los riesgos a las comunidades mas vulnerables al cambio climático. En un estudio reciente también de Union of Concerned Scientists, encontramos que los millones de personas de color que viven en los centros urbanos más grandes de Estados Unidos se verán más expuestos al calor fatal de verano si no tomamos acción para reducir las emisiones de carbono que están cocinando el planeta. El Presidente Trump, abdicando de su responsabilidad internacional de reducir la huella de carbono de los Estados Unidos, intenta retirar al país del Acuerdo de París, y a nivel nacional ha cesado la implementación del Plan de Energía Limpia (Clean Power Plan), el cual busca reducir las emisiones de carbono del sector energético (y por ende de contaminantes atmosféricos que afectan la salud directamente).

Los ataques del gobierno de Trump a los mecanismos de política pública de salud y ambiental basados en la ciencia perjudican de manera desproporcionada a las comunidades más marginalizadas, dando marcha atrás a los logros obtenidos en años anteriores. Esto se ha hecho a través de la censura a expertos científicos, la supresión de publicaciones e informes científicos, y la restricción en la comunicación de información científica al público. Por eso todas y todos los que deseamos respirar aire limpio, tomar agua limpia, y disfrutar de protecciones a nuestro bienestar y salud debemos oponernos a los ataques del gobierno de Trump. Debemos exigir que nuestros servidores públicos tomen decisiones que contribuyan al interés social, aborden las desigualdades en salud pública y ambiente, y que obliguen a rendir cuentas a las industrias que operen al margen de la ley.

Lea un resumen del informe de UCS “La ciencia abandonada, las promesas rotas” en español.