Cuando desde el lado de la bahía uno ve los rascacielos de San Francisco multiplicarse a paso frenético, es fácil entender por qué Ingrid Ballman y su esposo eligieron mudarse de la ciudad hacia Alameda después del nacimiento de su hijo. Con búngalos unifamiliares pintados en un arco iris de colores pastel y restaurantes con patios en donde adultos mayores pasan el tiempo mirando a los pelícanos pescar, Alameda es un mundo de diferencia entre el ritmo de ‘gigabits’ por segundo de San Francisco y la vida del otro lado de la bahía.
“Tuve un niño y es un lugar agradable para criarlo, muy orientado a la familia, las escuelas son buenas. No pensamos mucho en ningún otro lugar más que Alameda”, dice Ballman. Alameda ha sido, para los estándares del área de la bahía, relativamente económica aunque con el promedio de los precios de las casas, que han subido más del doble en 15 años, esto es cada vez menos el caso.
Después de que Ballman y su esposo compraron su casa, ella comenzó a pensar más en el futuro de la isla. “Hasta cierto punto”, dice cuidadosamente, “realmente está claro que escogimos una de las peores ubicaciones” del área de la bahía de San Francisco.
Un punto estratégico de riesgo
La ciudad de Alameda está situada en dos islas…más o menos. La isla de Alameda, la más grande de las dos, es verdaderamente una isla, lo ha sido desde el 1902 cuando unos pantanos a lo largo de la punta sureste fueron dragados para crear el estuario de Oakland.
La isla de Bay Farm, la más pequeña de las dos, solía ser una isla, pero la recuperación de los humedales la convirtió en una península conectada a tierra firme. En los años cincuenta, cuando familias enteras migraron a los suburbios en busca del sueño americano (una casa con una cerca blanca y 2 hijos y medio), la isla de Alameda, con su base naval, contaba con poco espacio para construir nuevas viviendas.
La solución al influjo de población fue rellenar los humedales para crear 350 acres adicionales. La isla de Bay Farm también usó rellenos para ampliar la isla hacia la bahía.
El relleno de áreas de la bahía de San Francisco fue común hasta finales de los años sesenta, cuando fue fundada la Comisión para la Conservación y Desarrollo de la Bahía.
Mientras que existen programas para recuperar humedales en muchas áreas, muchas otras zonas de relleno son hoy barrios establecidos, con negocios y escuelas, que son más económicos para vivir que otras zonas. La renta promedio de un apartamento en partes de los condados de San Mateo y Alameda, donde el relleno ha sido extensivo, puede valer la mitad que en los barrios de tierra firme de San Francisco.
Mientras de los residentes del área de la bahía consideran peligros ambientales, muchos de nosotros pensamos primero en los terremotos. En Alameda, hace notar Ballman, el terreno geológico hace que partes de la isla que fueron rellenadas sean altamente susceptibles a licuefacción (o pérdida de la firmeza del suelo) cuando hay terremotos. Es precisamente esta misma geología la que pone a estas comunidades, que fueron construidas sobre antiguos humedales, en la mira de un creciente problema ambiental: inundaciones crónicas ocasionadas por el aumento del nivel del mar.
Inundación crónica en el área de la bahía
Ballman estudia el mapa que traje que muestra la extensión de las inundaciones crónicas en Alameda en el año 2100 teniendo en cuenta un escenario intermedio en el aumento del nivel del mar que proyecta un incremento de 4 pies comparado al nivel actual. El mapa es una muestra del último análisis, a escala nacional, de UCS que muestra los riesgos que enfrentan las comunidades del país con el aumento del nivel del mar.
“Aquí está la escuela de mi hijo”, dice apuntando hacia una parcela de 12 acres de tierra que aparece casi completamente inundada en mi mapa. Con este escenario intermedio los edificios de la escuela están a salvo y son principalmente los campos deportivos los que se inundan frecuentemente.
En esta ocasión, no traje un mapa de inundaciones crónicas con un escenario alto que proyecta un aumento de 6.5 pies del nivel del mar para finales de siglo para que Ballman lo viera. Ese mapa muestra que si no logramos reducir las emisiones, y continuamos al mismo paso de aumento del nivel del mar, para finales de siglo los edificios de la escuela de su hijo se inundarán, en promedio, cada dos semanas. Aunque este escenario parece lejano, el hijo de Íngrid vivirá para ese entonces. Más aún, estos impactos podrían adelantarse.
El nivel del mar está aumentando más lentamente en la costa oeste que en la mayor parte de las costas este y del Golfo, lo cual significa que la mayoría de las comunidades californianas tendrán más tiempo para planear su respuesta ante el aumento del nivel del mar.
Ciertamente, para el año 2060, cuando las costas del este y del Golfo cuenten con 270 a 360 comunidades donde el 10% o más de la tierra utilizable se inunda crónicamente, la costa del oeste solamente tendrá 2 o 3. Dado que el área de la bahía está densamente poblada, sin embargo, aún pequeños cambios en el alcance de las mareas podría afectar a mucha gente.
Tan pronto como el año 2035, teniendo en cuenta un escenario intermedio del aumento del nivel del mar, los barrios de la isla Bay Farm, Alameda, Redwood Shores, Sunnyvale, Alviso, Corte Madera y Larkspur vivirán inundaciones 26 veces al año o más (este es el umbral que ha definido UCS para catalogar las áreas que sufren inundaciones crónicas).
Para el año 2060, el número de barrios afectados ascendería hasta incluir Palo Alto, East Palo Alto y otras zonas a lo largo del corredor entre San Francisco y Silicon Valley.
Para el año 2100, el mapa de áreas crónicamente inundadas alrededor de la bahía es muy parecido al mapa de áreas que previamente fueron humedales.
Vivienda asequible en Alameda
Como en muchas otras comunidades del área de la bahía, Alameda ha luchado para mantenerse a la altura de la demanda de la vivienda, particularmente la vivienda asequible para familias de ingresos bajos y medios, ante el crecimiento de la población en la región.
En los últimos 10 a 15 años, en grandes extensiones de la costa del noroeste de la isla se han desarrollado complejos de apartamentos y condominios. Conduciendo por las últimas construcciones y echando un vistazo a mi mapa de futuras zonas de inundaciones crónicas, me sentí perpleja por la superposición.
En un escenario alto, los barrios construidos solamente hace 10 o 15 años se inundarán regularmente para el año 2060. En este mismo escenario, para final de siglo, las vías principales que rodean algunos de las últimas construcciones se inundarán.
A pesar de que es necesario construir más unidades residenciales en el área de la bahía para aliviar la creciente crisis de vivienda, uno se pregunta, ¿cuánto tiempo serán lugares viables para vivir las casas hoy en construcción? Ballman entiende la magnitud del problema y dice simplemente, “hay cientos de personas mudándose a lugares que estarán bajo el agua”.
“Algunos de los lugares más accesibles para vivir”, dice Andy Gunther de Bay Area Ecosystems Climate Consortium, “son los lugares más vulnerables al aumento del nivel del mar, incluyendo Pinole, East Palo Alto y West Oakland”. Muchas de estas comunidades son comunidades de bajos recursos pertenecientes a minorías étnicas y raciales, que tienen que lidiar con la falta de inversión en sus barrios, y quienes, por lo tanto, tendrán menos recursos para enfrentar el aumento del nivel del mar.
Medidas adoptada por la bahía de San Francisco con miras al aumento del nivel de mar
Cómo le vaya a los barrios del área de la bahía, tanto al más barato como al más caro, ante el aumento del nivel del mar dependerá en parte de las políticas locales, estatales y federales diseñadas para enfrentar el cambio climático. Un buen primer paso sería detener las construcciones en lugares en los que se proyecta estarán crónicamente inundados en el transcurso de nuestras vidas
Pero para las comunidades de la bahía hay buenas noticias en medio de la adversidad: muchas tienen décadas para planear como enfrentarán los cambios venideros mientras las comunidades del Golfo y de la costa Atlántica tan solo cuentan con 20 o 30 años para tomar estas decisiones. California es conocido por su liderazgo en el medioambiente, que ha conducido a lo que Gunther llama “un increíble mosaico” de medidas de adaptación ante el aumento del nivel del mar.
Aquí tenemos algunas de las muchas piezas del creciente trabajo del “mosaico” de medidas de adaptación:
- El año pasado, cuando la ley 2800 fue aprobada, el Gobernador de California Jerry Brown creó el Climate-Safe Infrastructure Working Group que busca integrar un rango de posibles escenarios climáticos al diseño y planeación de infraestructura.
- La ciudad de San Francisco desarrolló guías para planear la ciudad pensando en el aumento del nivel del mar.
- Con subsidio de la Agencia de Protección al Medioambiente (EPA, por sus siglas en inglés) el Novato Watershed Program está aprovechando los procesos naturales para reducir los riesgos de inundaciones a lo largo de Novato Creek.
- El Instituto del Estuario de San Francisco (SFEI, por sus siglas en inglés) está trabajando para entender la historia natural de San Francisquito Creek, cerca de Palo Alto, y de East Palo Alto con la finalidad de desarrollar estructuras de control de inundaciones y metas de restauración funcionales y sostenibles.
- El Santa Clara Valley Water District está programado para empezar a trabajar este verano para mejorar el drenaje de los canales del este y el oeste de Sunnyvale propensos a inundaciones y a reducir los riesgos de inundaciones en 1,600 hogares. El distrito también está abordando los problemas de inundaciones por mareas en cooperación con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos.
- Como parte de sus esfuerzos para afrontar el aumento del nivel del mar, el condado de San Mateo instaló visores de realidad virtual a lo largo de las orillas del mar para involucrar al público en una discusión sobre cómo el aumento del nivel del mar afectaría su comunidad.
- A nivel regional, la Bay Conservation Development Commission en colaboración con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOOA, por sus siglas en inglés) y otras agencias locales, estatales y federales para el proyecto Adapting to Rising Tides que proporciona información, herramientas y orientación para organizaciones que buscan soluciones a los restos que trae el cambio climático.
- La competencia Resilient by Design para el área de la bahía reúne a ingenieros, miembros de la comunidad y diseñadores quienes conjuntamente diseñan soluciones para enfrentar las consecuencias del aumento del nivel del mar.
Respuesta regional ante el aumento del nivel del mar
Gunther menciona que en el tema del aumento del nivel del mar “aún estamos lidiando con lo que hay que hacer, pero todas las ciudades, estados, condados y distritos especiales están comprometidos”. Con cientos de comunidades costeras en el país enfrentando inundaciones crónicas, en las próximas décadas necesitarán cambios transformadores en la forma de vida costera, coordinación regional, junto con compromiso estatal y federal, serán críticos para abordar los difíciles retos por venir. De otra forma, las comunidades con menos recursos para adaptarse a los riesgos del aumento del nivel del mar se arriesgarán a quedarse atrás.
“Está emergiendo una respuesta regional ante el aumento del nivel del mar”, dice Gunther, y la medida AA recientemente aprobada por votación puede estar entre los primeros indicadores de respuesta regional. En el año 2016, los votantes de los nueve condados que rodean la bahía de San Francisco aprobaron la medida AA, que se enfoca en la restauración de los humedales de la bahía.
Gunther dice que estos esfuerzos de más de $500 millones de dólares podrían probar ser “uno de los esfuerzos más visionarios de protección a las inundaciones de nuestros tiempos”. La aprobación de la medida AA fue particularmente notable porque constituyó un mandato no de una comunidad o un condado, sino de nueve condados de la bahía.
Hacia una área de la bahía sostenible
Por más de 150 años, oleadas de personas han venido a la bahía buscando fortuna, y luego han partido con el cambio de las industrias. El maravilloso paisaje deja una marca imborrable en todos nosotros, así como nosotros hemos dejado una marca en él, alterando por siempre la costa y los ecosistemas de la bahía.
Para aquellos de nosotros, como Ingrid Ballman y como yo, quienes hemos echado raíces y estamos viendo crecer a nuestros hijos aquí, la realidad de que no podemos de forma viable proteger cada casa ni cada tramo de la vasta costa de la bahía da que pensar.
A través de toda la bahía van en camino esfuerzos increíbles para hacer que las comunidades sean lugares más seguros y más resistentes para vivir. Aprovechar esa energía a niveles regional y estatal y continuar haciendo cabildeo para solidificar fuertes marcos de resistencia federales, tiene el potencial de hacer del área de la bahía un lugar sostenible y un líder en el nuevo siglo de la adaptación al aumento del nivel del mar al que está entrando nuestra nación.