Traducción del inglés editado por Michelle Rama-Poccia
Las tormentas invernales que afectan en este momento al país nos recuerdan lo importante que es prepararse para los fenómenos meteorológicos extremos y lo catastróficas que pueden llegar a ser las cosas si no lo hacemos.
En el 2021, la tormenta invernal Uri causó la muerte de al menos a 246 residentes de Texas. El 8 por ciento de esas muertes se atribuyeron a intoxicación por monóxido de carbono. Al no tener ni electricidad ni calefacción, algunas personas al parecer recurrieron a generadores portátiles, los cuales pueden emitir gases de escape de monóxido de carbono en el hogar.
Un reporte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Texas estimó que las personas mayores de 60 años representaron casi el 68 por ciento de las víctimas mortales de la tormenta Uri. Por su parte, la población afroamericana representó el 40 por ciento de las víctimas mortales, un porcentaje desproporcionadamente alto en relación con la raza y la etnia, lo que pone en evidencia una cruda realidad sobre quiénes son los más vulnerables durante este tipo de catástrofes.
Con la llegada del invierno, ¿podemos evitar consecuencias catastróficas similares y prepararnos mejor para la próxima tormenta?
Podemos superar los apagones invernales
Cualquier interrupción del suministro eléctrico a una vivienda puede resultar en un apagón. Esto significa que durante un tiempo indefinido y dependiendo de la causa del corte de electricidad, un hogar puede quedarse sin electricidad para la iluminación, la calefacción, la refrigeración y otras necesidades de las que dependen las personas cada día.
El riesgo de que la electricidad proveniente de la red eléctrica no sea confiable, tanto en condiciones meteorológicas favorables como en las adversas, es sólo una de las razones para adoptar soluciones energéticas seguras y limpias detrás del contador.
Estas son algunas razones por las que la energía solar junto con el almacenamiento y la eficiencia podrían ser la fórmula correcta:
Imagínese una casa que corre riesgo de sufrir un corte de electricidad a causa de tormentas u otros apagones repentinos. Esta vivienda está equipada con paneles fotovoltaicos en el techo o en otros espacios sin obstrucciones, lo que le permite convertir la luz solar en electricidad.
Al no necesitar otros combustibles, la generación de energía en esta casa no se vería afectada por cualquier interrupción de la línea de suministro de energía a base de combustibles fósiles. Y hablando de un suministro de energía confiable, esta vivienda también está equipada con un sistema de almacenamiento de energía, lo que significa que el hogar puede mantener encendidas las luces incluso cuando no brille el sol.
Por último, en esta vivienda se tomaron medidas para conservar la mayor cantidad posible de energía aprovechada, logrando que el inmueble sea eficiente desde el punto de vista energético. Aunque esto no se refiere a un tipo de tecnología en particular, la eficiencia energética es la capacidad de lograr el mismo resultado utilizando menos energía. Un ejemplo sería una casa que esté correctamente aislada y que logre el mismo nivel de confort térmico en climas fríos sin tener que encender la calefacción durante más tiempo.
Esta vivienda seguirá energizada aun cuando se desate una fuerte tormenta que cause apagones generalizados. Debido a que cuenta con un sistema de energía solar para generar energía, una batería para proporcionar energía cuando sea necesario y medidas de eficiencia para ahorrar energía, esta casa no resultará afectada.
No escatime en la eficiencia energética de su hogar
Un estudio reciente del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley analizó cómo los inmuebles podrían satisfacer las necesidades más básicas de calefacción, refrigeración, iluminación y refrigeración durante un apagón utilizando tecnología solar y de almacenamiento. (El estudio no incluyó la eficiencia, pero sí mencionó su importancia).
La buena noticia es que el estudio concluyó que en un sistema residencial la energía solar y el almacenamiento de energía podrían ayudar a cubrir la mayor parte de las necesidades críticas de energía durante un apagón de tres días. Los resultados pueden variar dependiendo de la geografía, el tamaño del sistema y otras variables.
Otra métrica importante que se identificó en este estudio fue el uso de la calefacción eléctrica, la cual puede afectar a la capacidad de los recursos de reserva, tales como la energía solar y el almacenamiento de energía, para cubrir las necesidades durante los apagones. Los autores también mencionaron que aunque la duración del apagón (más de un día) no fue un factor determinante para el éxito del sistema de energía solar más almacenamiento, sí lo fue la variabilidad diaria de las condiciones meteorológicas.
El estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley también descubrió que las viviendas que tenían las mayores “fugas de aire” (es decir, la cantidad de pies cúbicos de aire frío o caliente se fugan de la casa por minuto) reducían el rendimiento de la energía de reserva en un 20 por ciento.
Por otro lado, el rendimiento de la energía de reserva era entre un 10 por ciento y un 20 por ciento mayor en las viviendas con aire acondicionado de alta eficiencia que en aquellas que no lo tenían. Tal vez esto no parezca muy significativo, pero cuando las capacidades de calefacción y refrigeración son escasas y las temperaturas están en el lado extremo del espectro, las viviendas energéticamente eficientes pueden mejorar las posibilidades de que las familias sobrevivan un apagón.
La eficiencia energética puede ahorrar dinero y salvar vidas
Cuando hablamos de eficiencia energética, la mayoría de las veces nos enfocamos en beneficios como el ahorro en los costos y un menor consumo de energía, que sin duda son importantes. Incluso para un hogar que no tiene una carga significativa de los costos de energía, sería ideal ahorrar un poco más en la factura de la luz.
Sin embargo, en una situación de emergencia debido a un apagón, la eficiencia puede llevar a lo que los expertos llaman la “supervivencia pasiva”: la capacidad de mantener las condiciones de habitabilidad de una vivienda en caso de una pérdida prolongada de energía o una interrupción en el suministro de combustible para la calefacción.
Si a esta ecuación agregamos la energía solar y el almacenamiento de energía, vamos por buen camino para enfrentar la tormenta con seguridad.
Según el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés), los inmuebles eficientes permiten que las personas se refugien de forma segura durante un evento adverso, especialmente aquellos de tipo residencial.
¿Recuerda las estadísticas de las víctimas mortales durante la tormenta invernal Uri? Más del 65 por ciento de las muertes se atribuyeron a la exposición a temperaturas extremadamente frías. ¿Cuántas de esas muertes se debieron a personas que huyeron de su hogar con la esperanza de encontrar un refugio más cálido? No sólo es beneficioso disponer de energía de reserva limpia y de un hogar eficiente, sino que incluso puede salvar vidas.
Beneficios para mí, pero no para ti
En un mundo ideal, todos podríamos instalar sistemas de energía solar junto con sistemas de almacenamiento y bombas de calor o aparatos de aire acondicionado de última generación que ahorren energía. Desgraciadamente esto no es una realidad factible para las personas que más lo necesitan. Antes de ponernos a elogiar estas tecnologías, debemos identificar a los que pueden quedarse rezagados y las brechas que pudieran existir en nuestra investigación y en los incentivos existentes.
Las soluciones de uso doméstico, tales como los paneles solares en el techo, las baterías en el garaje, los aparatos de alta eficiencia energética y el aislamiento en las viviendas, pueden tener un alto costo inicial y representar una gran carga de los costos de energía, es decir, el porcentaje de los ingresos brutos del hogar que se gasta en energía, lo cual es extremadamente elevado para muchas personas. A nivel nacional, la carga de los costos de energía es mayor para la población de raza negra, indígena y de otras razas y etnias marginadas (BIPOC), y los incentivos para reducir esa carga financiera no están ampliamente disponibles.
Esta falta de acceso debido al costo también debe considerarse desde el punto de vista de la equidad, lo que demuestra que existe una mayor desproporción en el acceso cuando se trata de quién puede pagar qué. Por ejemplo, las personas que viven al día enfrentan una mayor carga en los costos iniciales. En este caso, los descuentos inmediatos podrían ser más valiosos que los créditos fiscales, los cuales pueden tardar varios meses en reflejarse en la cuenta bancaria de la persona.
Mientras nos preparamos para tener hogares resilientes y reforzamos nuestra capacidad de supervivencia, no podemos olvidarnos de las personas médicamente vulnerables. Por ejemplo, cuando los investigadores calculan cuánta energía de reserva se necesita para satisfacer las necesidades energéticas de un hogar, ¿toman en cuenta a los residentes que necesitan contar con energía para hacer funcionar sus equipos médicos vitales en casa o refrigerar medicamentos?
Otras consideraciones deben incluir a los residentes que no son propietarios de sus viviendas o que tienen un acceso limitado o nulo al tejado para instalar paneles solares. Según datos del 2021, el 36 por ciento de los residentes en Estados Unidos son inquilinos. ¿Cómo podemos ofrecer opciones de energía limpia que mejoren la supervivencia durante los apagones invernales a este gran porcentaje de personas?
Las soluciones energéticas limpias pueden crear un refugio seguro
Hay varios programas a nivel federal y estatal que ayudan a nivelar el terreno de juego. Por ejemplo, los incentivos energéticos para propietarios de viviendas de la Ley de Reducción de la Inflación incluyen un crédito fiscal del 30 por ciento por instalar paneles solares, sistemas de energía solar más almacenamiento o sistemas de almacenamiento autónomos.
Otros programas como el Programa de Asistencia para la Climatización del DOE ayudan a los hogares de bajos ingresos a lograr una mayor eficiencia energética. Los programas estatales de asistencia energética también ayudan a reducir la carga de los costos de energía en los hogares de bajos ingresos y a ampliar el acceso a la energía solar y a otras energías renovables.
Dicho esto, aún queda mucho por hacer para que estos recursos sean más equitativos. Muchas de las barreras aquí mencionadas, como el acceso a los techos o las opciones para los inquilinos, requieren soluciones a nivel comunitario. La eliminación de estos obstáculos debe ser una prioridad para los responsables de las políticas, quienes deben escuchar atentamente a los promotores locales que conocen bien los retos específicos a los que se enfrentan sus respectivas comunidades.
La energía solar junto con los sistemas de almacenamiento y la eficiencia son una pieza fundamental del rompecabezas para sobrevivir en un planeta que cambia radicalmente. Estos recursos permiten que los hogares generen y almacenen energía, además de que ofrecen un refugio seguro frente a las temperaturas extremas y las redes poco confiables.
El siguiente paso es el de asegurarnos de no dejar atrás a los más vulnerables e implementar políticas accesibles para aquellos que más las necesitan. Es imperdonable limitarse a esperar lo mejor ante la llegada de fenómenos meteorológicos extremos. Debemos exigir que todos tengamos un mejor acceso a soluciones sensatas.