Los peligros escondidos del huracán ‘Florence’: mareas catastróficas e inundaciones al interior amenazan a comunidades rurales y de bajos recursos

September 12, 2018 | 12:06 pm
National Guard
Rachel Cleetus
Policy Director

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En el transcurso de los últimos días, el huracán ‘Florence’ se ha intensificado rápidamente. Mantiene una trayectoria directa hacia Carolina del Norte, como una tormenta de Categoría 4. Esta tormenta es particularmente riesgosa dado el pronóstico de lluvias fuertes y persistentes que amenazan no solo a las áreas costeras, sino también a comunidades del interior.

Una emergencia costera exacerbada por inundaciones al interior de las Carolinas

Esta temporada de huracanes estaba pronosticada para ser una bajo lo normal o casi normal. Cualquier complacencia que haya generado esta idea ha desaparecido rápidamente. Antier, el Centro Nacional de Huracanes monitoreaba al menos tres tormentas en el océano Atlántico y emitió advertencias adicionales para el océano Pacífico. Sin embargo, basta tener tan solo un gran huracán tocando tierra para que esta temporada se convierta en una temporada de huracanes terrible — al otro lado del mundo, el mega-tifón Mangkhut amenaza a las Filipinas, Taiwán y a China, después de pasar sobre Guam.

Los estados costeros en las regiones del Sudeste y el medio-Atlántico de Estados Unidos se están preparando para el huracán Florence. Hay órdenes de evacuación para más de un millón de personas en las Carolinas, Virginia y Maryland.

La fuerza naval tomó la precaución de mover al mar sus barcos de la base naval en Norfolk. La compañía eléctrica Duke Energy se está preparando para los impactos en la red eléctrica en las Carolinas y está alistando equipos de emergencia para restaurarla una vez pase la tormenta. En un comunicado de prensa, Duke Energy advirtió sobre la probabilidad de apagones de electricidad durante días o hasta semanas. La compañía ha dicho que los impactos pueden sobrepasar los del huracán Matthew, el cual causó apagones para 1,5 millones de clientes de Duke y costó $125 millones en reparaciones.

Lo más aterrador de esta tormenta son las mareas altas y lluvias fuertes que la acompañarán. Según los pronósticos, la tormenta podría bajar de velocidad, creando un evento de precipitación extrema por muchos días, parecido a lo que vivieron los residentes de Houston durante el huracán Harvey del año pasado, y del cual aún no se han recuperado.

El último aviso del Centro Nacional de Huracanes indica que si el punto máximo de la marejada coincide con mareas altas, áreas desde el Cape Fear hasta Cape Lookout, incluyendo los ríos Neuse y Pamlico, podrán ver mareas de 1,8 a 3,6 metros de altura. Áreas costeras de Carolina del Norte y Virginia, incluyendo las áreas costeras de baja elevación, podrán ver mareas entre los 0,6 y 2,4 metros de altura.

El pronóstico también es alarmante porque contempla la posibilidad de 15 a 20 pulgadas de lluvias adicionales. Ciertas áreas de las Carolinas y Virginia están pronosticadas a recibir casi 30 pulgadas de lluvia hasta el sábado. Dependiendo de la trayectoria de la tormenta, lugares tan lejanos como West Virginia podrían sentir los impactos de las lluvias e inundación en los próximos días.

Desafortunadamente, durante las últimas semanas, gran parte de la región del sudeste y medio-Atlántico, como Carolina del Norte, Virginia y Washington, DC, han sufrido niveles de lluvia más altos de lo normal, lo que ha causado la sobresaturación del suelo con agua. Con la cantidad de lluvia pronosticada, es muy probable que las comunidades al interior de estos estados sufran inundaciones catastróficas.

Posibles impactos de la tormenta

Una tormenta de esta magnitud sin duda causará mucho daño. Esperemos que los avisos de advertencia tempranos y las preparaciones en progreso eviten la pérdida de vidas.

Los análisis preliminares de CoreLogic muestran que casi 759 mil viviendas en las Carolinas y Virginia, con costos de reconstrucción valorados en más de $170 mil millones, se encuentran directamente en la trayectoria del huracán Florence, si tocara tierra como una tormenta de categoría 4.

En comunidades rurales de Carolina del Norte, experiencias previas con tormentas muestra que la inundación puede causar que los desechos de las granjas de cerdos se desborden, contaminando ríos y arroyos. También puede causar que los estanques de cenizas de carbón (residuos de las plantas de carbón) derramen contaminantes tóxicos (¡y en el pasado lo han hecho!). Las plantas de tratamiento de aguas residuales pueden desbordarse, contaminando los reservorios de agua subterráneos de los cuales dependen muchas comunidades rurales para recibir agua potable.

Como trágicamente ocurrió durante los huracanes Irma y María del año pasado, sino son trasladados a áreas seguras, la pérdida de energía eléctrica, especialmente durante largos periodos, podría ser fatal para pacientes en hospitales y personas con condiciones médicas.

Las prisiones también tienen que ser evacuadas por su seguridad. Es preocupante ver reportajes que, hasta ahora, Carolina del Sur ha decidido no evacuar la cárcel en el condado de Jasper.  

La preparación para desastres requiere planeación previa

La respuesta de emergencia al huracán Florence no es un esfuerzo espontáneo de un día. Los directores de emergencia, planeadores y directores de empresas de servicios públicos echan mano de la extensa experiencia con tormentas anteriores en preparación para esta tormenta. Los huracanes Floyd y Matthew dejaron lecciones amargas.

Conseguir que las personas estén fuera de peligro es la prioridad. Por eso, las áreas de riesgo más alto han recibido órdenes de evacuación temprana. Estas advertencias deben ser tomadas muy en serio y obedecidas.

La tormenta va a poner a prueba la resiliencia de infraestructura crítica como son carreteras, puentes, tendidos eléctricos y subestaciones, plantas de tratamiento de aguas residuales, drenajes de agua pluvial, hospitales, aeropuertos y mucho más. Las inversiones inteligentes en infraestructura probarán ser un acierto en los próximos días. Las debilidades en donde estas inversiones no fueron suficientes, por el contrario, serán expuestas.

Los oficiales a cargo no están esperando que la tormenta toque tierra o que su trayectoria sea clara para actuar: ellos actúan con cautela y desde ya están protegiendo (lo mejor que pueden) a las personas y los servicios críticos (incidentalmente, esto es una lección que merece ser extendida a como pensamos en prepararnos para los riesgos crecientes que trae el cambio climático).

¿Qué pasará con las comunidades rurales, en las islas y de bajos recursos?

La verdadera prueba de nuestros sistemas de respuesta a desastres no es la rapidez con la que se restaure el servicio de energía eléctrica o se reestablezca el tráfico aéreo,  sino en la respuesta y apoyo para comunidades aisladas o marginadas.

Los desastres exponen las inequidades socioeconómicas. Para algunos, escapar a zonas seguras es un costo imposible (los hoteles cuestan, el combustible cuesta, incluso el acceso a carros). Tomar días libres debido a vías inundadas o escuelas cerradas para algunos significa perder su trabajo. Para aquellos para quienes su salario cubre gastos básicos, comprar seguro de inundación para proteger su hogar o pertenencias es un lujo.

Las comunidades de pocos recursos y los grupos étnicos son más propensos a vivir en zonas cercanas a sitios de desperdicio tóxico, como estanques de cenizas de carbón y vertederos. Y las comunidades rurales tienden a depender de reservorios de agua subterráneos.

Las comunidades que viven en las islas, incluyendo aquellas a orillas del Atlántico en Carolina del Norte y las zonas costeras de Carolina del Sur, están en la primera línea de impacto de esta tormenta. Esperamos que sus residentes les hagan caso a las órdenes de evacuación. En algunos casos, tendrán que viajar largas distancia para salir de peligro, debido a la gran área que será impactada por la tormenta, lo cual crea una carga adicional para aquellos con pocos recursos. Las comunidades rurales y en las islas podrán quedar aisladas durante muchos días, si sus puentes son afectados o sus vías de acceso inundadas.

Así que cuando la tormenta toque tierra, recordemos a la gente de Princeville y Roxboro, a los residentes de la nación Gullah/Geechee, aquellos de Nags Head y de Kitty Hawk, y de Tybee Island y Kiawah Island, y muchas otras comunidades que seguramente no saldrán en los titulares.

El arduo camino de la recuperación

Dado el pronóstico, podemos anticipar que los impactos de Florence serán fuertes. Esperamos que las comunidades en la trayectoria de la tormenta la enfrenten sin pérdida de vidas.

Pero la experiencia nos enseña que el regreso a la normalidad demora, y durará mucho más después que Florence deje de ser titular o tendencia en Twitter. Comunidades en Houston y Puerto Rico aún se esfuerzan por regresar a la normalidad después de la temporada desastrosa de huracanes del año pasado.

Y esta emergencia abre una serie de cuestionamientos sobre el sistema de respuesta a desastres en este país:

  • Como nación, ¿utilizaremos esta oportunidad para reconstruir de manera resiliente y tomar en serio los impactos del aumento del nivel del mar , de la creciente intensidad de tormentas Atlánticas y el incremento en eventos de lluvias torrenciales debido en parte al cambio climático?
  • El congreso y esta administración ¿proveerán los fondos apropiados no solamente para los esfuerzos inmediatos de recuperación, sino también para la recuperación resiliente a largo plazo, tanto como la compra voluntaria de hogares y el traslado de áreas de alto riesgo?
  • La fecha límite del 30 de septiembre para presupuestos federales se acerca ¿Serán protegidos los presupuestos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD), que son tan necesarios para la preparación y recuperación de desastres?
  • ¿Protegerá el congreso el presupuesto de NOAA y dará la orden de que continúe produciendo la ciencia que necesitamos para predecir y prepararnos para estas tormentas?
  • ¿Será capaz la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA), comprometida bajo la administración de Trump, de hacer su trabajo e identificar rápidamente y remediar la contaminación tóxica resultante de la tormenta? ¿O, pondrá en riesgo a comunidades como lo vimos después de Harvey?
  • ¿El congreso y los estados asignarán recursos para que las comunidades de bajos recursos o de otras maneras marginadas se recuperen de las secuelas de la tormenta?

Las respuestas a estas preguntas probarán si tenemos la determinación para asumir la realidad y los riesgos del cambio climático y del clima extremo de manera resiliente y equitativa, o si escogeremos ignorar esta realidad y responder a estas catástrofes como si fuesen hechos aislados, únicos, cuya carga cae desproporcionadamente sobre aquellos quienes menos pueden soportarla.

Por ahora, nuestros pensamientos estarán con los millones de personas en la trayectoria de esta tormenta y con los rescatistas que trabajan arduamente para protegerlos. Que todos estén a salvo.