Este blog ha sido escrito en colaboración con Dezaraye Bagalayos, Laurie Galvagna, Kayode Kadara, Kinah Hutson, y José Armando Munguía, y revisado por miembros de la Allensworth Progressive Association y líderes comunitarios.
En los próximos 15 años, California tendrá que reusar aproximadamente 1 millón de acres de tierras de cultivo, la mayoría en los 5,5 millones de acres irrigados (2.2 millones de hectáreas) en el Valle de San Joaquín. Si lo hacemos mal, se agravarán las inequidades centenarias del Valle y la destrucción ambiental. Pero si lo hacemos bien, tendrá un efecto positivo que beneficiará a todos en California y convertirá al Valle de San Joaquín en un ejemplo positivo en todo el mundo en agricultura, energía y justicia socioambiental.
¿Pero cómo podemos hacer las cosas bien?
A veces, la mejor manera de explicar una idea es contando una historia. Y esta es la historia de Allensworth, California, y sus maravillosos líderes comunitarios.
Bienvenidos a Allensworth: el pueblo que se niega a morir el faro de esperanza para las comunidades rurales
Allensworth fue la primera comunidad fundada por afroamericanos anteriormente esclavizados en California a principios de 1900. Su cofundador, el Coronel Allensworth, huyó del Sur de Estados Unidos segregado por las leyes de Jim Crow en busca de una nueva vida en California. Por entonces, él era el oficial de raza negra de más alto rango en las Fuerzas Armadas del país, y el Valle de San Joaquín de California se presentaba como un Edén para la agricultura. El Coronel Allensworth soñó con una comunidad de personas de raza negra donde la gente fuera libre e independiente. No debemos olvidar que en ese momento las opciones económicas para los afroamericanos eran básicamente trabajar en aparcería (un sistema casi feudal de arrendamiento de la tierra) o el brutal trabajo industrial en ciudades del norte. Las libertades políticas y sociales eran denegadas sistemáticamente.
Y durante unas pocas décadas prometedoras, Allensworth prosperó tal como sus fundadores habían soñado.
Sin embargo, los sistemas institucionales de poder racializado que asfixiaban a Estados Unidos hace un siglo no tardaron en alcanzar Allensworth. Los ferrocarriles y los recursos naturales fueron desviados de Allensworth hacia intereses y fincas propiedad de personas blancas. El sabotaje continuó con el tiempo, desde el asesinato del Coronel Allensworth hace más de cien años hasta el intento más reciente de destruir el cementerio histórico del pueblo y el Parque Histórico Estatal del Coronel Allensworth.
Pero tal vez el sabotaje más famoso ocurrió en marzo de 2023, después de que fuertes lluvias inundaran el arroyo Dear Creek y alguien desviara artificialmente el agua hacia Allensworth para proteger las operaciones agrícolas industriales en otros lugares. Ese cambio ilegal en el arroyo también afectó a los agricultores locales. La comunidad, ayudada por un agricultor local, trabajó desesperadamente por dos días para deshacer el desvío. Aun así, tuvieron que ser evacuados y la situación se volvió realmente terrible entre los grandes propietarios de tierras y las pequeñas comunidades circundantes. El incidente atrajo mucha atención a Allensworth. Incluso el gobernador Newsom visitó la comunidad en abril de ese año.
Newsom habló con los líderes comunitarios Denise Kadara, su esposo Kayode Kadara, su hijo Tekoah Kadara, su hermano Dennis Hutson y otros residentes. Denise es una planificadora urbana retirada que ha trabajado para grandes ciudades del sur y norte de California. Actualmente, forma parte de la Junta de Control de Calidad del Agua Regional del Valle Central, así como de los Aliados de la Vida Silvestre de la Cuenca de Tulare. Denise también es la presidenta de la Asociación Progresista de Allensworth. Su familia regresó a Allensworth para apoyar a su madre, Nettie Morrison. Nettie, conocida como la alcaldesa del pueblo (que no puede tener alcalde), trabajó durante décadas para revitalizar la comunidad y es un ícono en el condado de Tulare.
Los muchos desafíos de Allensworth
La contaminación tanto en la superficie como debajo de la tierra es un desafío enorme en Allensworth. La calidad del aire en la región es la peor de Estados Unidos, y los impactos en la salud como el asma han alcanzado niveles epidémicos desde hace mucho tiempo.
El suelo también tiene niveles muy altos de arsénico, un conocido carcinógeno, en su agua subterránea, tan altos que su fuente de agua doméstica proviene de pozos a cinco kilómetros (tres millas) de distancia.
Allensworth está ubicado cerca del histórico Lago Tulare. El Lago Tulare fue el lago más grande al oeste del río Mississippi y albergaba una de las poblaciones más grandes de americanos indígenas en Estados Unidos. El lago fue secado artificialmente hace más de un siglo para convertirse en un imperio del algodón (el libro The King of California de Mark Arax y Rick Wartzman cuenta parte de la historia), y el suelo de Allensworth se volvió muy salado. El suelo es tan salado en Allensworth que se puede ver la sal en imágenes de satélite como si fuera nieve. Pero no hay nieve en Allensworth; lo que hay son veranos abrasadores de calor extremo día tras día.
Hoy en día, la comunidad está compuesta principalmente por familias latinx, pero hay varias familias de raza negra entre los líderes de la comunidad. Ellos preservan el legado de sus fundadores.
Allensworth está rodeado de monocultivos extractivos de inversores institucionales. Normalmente, esto conduce a prácticas agrícolas muy dañinas para el suelo, la tierra, el aire, el ecosistema y la comunidad que lo rodea. Es lo opuesto a la agricultura sostenible porque está impulsada por el lucro y no para producir alimentos.
Para ser claros, cuando hablo de agricultura extractiva, no estoy hablando de los agricultores locales. Realmente respeto a los agricultores que viven en la comunidad que rodea su tierra, y entiendo el daño que las corporaciones externas les están causando con prácticas de competencia desleal. Los agricultores locales están conectados a sus comunidades de maneras que las grandes corporaciones extractivas no lo están. Y a veces, intentar hacer lo correcto aumenta los costos de los agricultores locales.
La agricultura extractiva es intensiva en agua, degrada el suelo, utiliza mano de obra explotadora, minimiza la habilidad requerida para trabajar la tierra para rebajar los salarios y los derechos de los trabajadores, no es de propiedad local, retira la riqueza creada en la comunidad, contribuye poco o nada a la economía local, es monocultivo y tiene un alto consumo de fertilizantes y pesticidas. Las granjas que utilizan la agricultura extractiva suelen estar fuera de los límites oficiales de la comunidad, por lo tanto, no pagan impuestos a las comunidades que contaminan.
En el caso de Allensworth, el pueblo está rodeado de cientos de acres de pistachos que pertenecen a una compañía de aseguranzas que maneja un billón de dólares (un trillón americano).
Los líderes comunitarios están en conversaciones con esta corporación. Están hablando sobre los impactos que la agricultura monocultural a gran escala tiene en las comunidades vecinas, cómo ese estilo de agricultura destruye suelo, aire y agua, y cómo minimizar esos impactos negativos. Hasta ahora, la aseguradora ha sido receptiva y está haciendo esfuerzos para mantener buenas relaciones con los líderes de Allensworth.
Sin embargo, hay muchas otras comunidades agrícolas desfavorecidas en el Valle de San Joaquín que no tienen la representación mediática que Allensworth ha tenido últimamente. Se está proponiendo legislación estatal que pone de relieve lo que la gente ya está empezando a aprender sobre cómo se comportan muchos de estos grandes inversores. Por ejemplo, si el Proyecto de Ley del Senado 1153 se aprueba este año, podría prohibir que fondos de inversiones compren tierras agrícolas en California para proteger a los agricultores pequeños y medianos, y ayudar a preservar la salud ambiental de California.
En el libro In The Struggle (En La Lucha), el Dr. Daniel O’Connell explica muy bien los problemas estructurales creados por las grandes corporaciones extractivas en el Valle de San Joaquín durante casi un siglo. Esas corporaciones rocían pesticidas que a menudo se dispersan sobre personas y áreas ambientales sensibles. Crean poco empleo local porque sus cultivos no necesitan muchos trabajadores del campo. Lo que sí necesitan son enormes cantidades de agua, enormes cantidades de pesticidas para corregir artificialmente el monocultivo antinatural y enormes cantidades de fertilizantes porque las prácticas agrícolas industriales agotan los nutrientes del suelo.
Si esas grandes corporaciones extractivas obtienen beneficios con sus cultivos, es porque no pagan el costo real de sus operaciones. Quien paga los costos son los residentes de comunidades agrícolas desfavorecidas como Allensworth que pagan principalmente con su salud, mientras que todos los californianos pagamos con nuestros impuestos.
Suena espantoso, ¿verdad? Pero para Allensworth, toda esa injusticia durante más de un siglo solo ha reforzado su voluntad de transformar su comunidad.
Imaginando la transformación agrícola de Allensworth
Hace unos meses, estuve en una reunión comunitaria sobre reúso de tierras de cultivo con dos líderes de Allensworth, Sherry Hunter y Kayode Kadara. La mayoría de los asistentes eran pequeños agricultores, trabajadores agrícolas y residentes de comunidades desfavorecidas locales que querían saber más sobre los programas de reúso de tierras y compartir sus perspectivas.
Sherry y Kayode son parte del legado que Nettie Morrison comenzó en la década de 1980. El trabajo voluntario de Nettie en Allensworth sentó las bases para el éxito de los líderes actuales.
Nettie ayudó a establecer el grupo llamado Amigos de Allensworth y del Parque Histórico Estatal del Coronel Allensworth. Estableció distribuciones de alimentos y visitas de clínicas de salud móviles. Lideró la lucha contra la construcción de megalecherías alarmantemente cerca de Allensworth y del Parque Estatal. Y trajo a su familia a la comunidad para continuar su trabajo, incluidas sus hijas Denise Kadara y Sherry, su hijo Dennis Hutson y su yerno Kayode (esposo de Denise) que mencioné anteriormente.
Sherry Hunter dirige el Distrito de Servicios Comunitarios de Allensworth y ha estado liderando los esfuerzos, junto con Denise y Kayode, para establecer nuevas reservas de agua y un pozo comunitario. También lidera el proyecto del cementerio histórico.
Denise revivió la Asociación Progresista de Allensworth en 1997. Denise, Sherry, Kayode y sus familias han estado construyendo colaboraciones para Allensworth durante más de 20 años. Como dice Dezeraye Bagalayos, la directora ejecutiva de la Asociación, “sin Denise y Sherry no habría nada. Absolutamente nada.”
A Kayode le preocupa profundamente su comunidad, y cuando decidió hablar en la reunión, dijo: “Allensworth es una comunidad de trabajadores agrícolas, y muchos de nuestros residentes dependen de la agricultura. Estamos muy preocupados por el reúso de tierras de cultivo que podría quitarles sus trabajos”.
Esta preocupación sobre la reutilización de tierras de cultivo es común en las comunidades directamente afectadas. Pero Allensworth está haciendo algo al respecto.
Kayode y los líderes de Allensworth no temen al cambio que está por venir. Kayode continuó hablando y compartió información sobre un proyecto comunitario para convertir Allensworth en un centro de agricultura regenerativa.
Denise y Kayode participaron en el programa ALBA, un programa de formación basado en la tierra para futuros agricultores ecológicos. Tienen una visión para Allensworth, y esa visión es el resultado de décadas de arduo trabajo de Nettie Morrison y sus hijas Denise y Sherry, la Asociación Progresista de Allensworth y su dedicado personal, y otros líderes comunitarios como Kayode, Dennis Hutson (hermano gemelo de Denise) y sus familias. Esa visión está floreciendo en un plan colectivo para un nuevo modelo de autodeterminación y resiliencia comunitaria.
La Asociación Progresista de Allensworth está desarrollando varias relaciones de acceso a la tierra, incluidos fideicomisos de tierras (“land trusts” en inglés, que son organizaciones sin ánimo de lucro que adquieren y administran tierra para fines beneficiosos) y acuerdos de arrendamiento, para ayudar a nuevos pequeños agricultores a tener acceso a la tierra.
Allensworth está en proceso de comprar tierras para crear una granja educativa basada en agroecología. La granja tendrá un mercado para vender productos cultivados localmente y productos artesanales elaborados por los residentes. Habrá viviendas para visitantes que viajen a Allensworth para aprender de los artesanos locales.
Están creando una cooperativa de cuidado infantil para pequeños agricultores y trabajadores agrícolas para facilitar la entrada y el éxito en agricultura. Y quieren ayudar a las madres para que no tengan que abandonar la fuerza laboral para cuidar de sus hijos.
José Armando Munguía, el Gerente General de la Empresa Agrícola de Allensworth, me lo ha dicho varias veces: “Allensworth es una matriarcado”. Y como tal, promueve la igualdad, la inclusividad, la sostenibilidad, la inteligencia emocional y el empoderamiento familiar.
La Asociación Progresista de Allensworth y líderes comunitarios como Kayode y Sherry están enfocados en minimizar la pérdida de empleos de los trabajadores agrícolas en Allensworth, asegurando que los miembros de la comunidad tengan mejores empleos que sean físicamente seguros y mejor remunerados. Quieren crear un entorno más saludable para todos en Allensworth.
El área del proyecto de granja comunitaria es uno o dos órdenes de magnitud menor que la superficie circundante dedicada a esos pistachos que mencioné anteriormente. Sin embargo, este proyecto será capaz de generar una riqueza más profunda y significativa en la comunidad, por la comunidad y para la comunidad. Y utilizarán una o dos órdenes de magnitud menos agua, sin pesticidas ni fertilizantes sintéticos.
La clave para el éxito de Allensworth es que esta comunidad tiene un plan, un plan bien pensado que será ejemplar para muchas otras comunidades agrícolas desfavorecidas de California.
Para decirlo claramente, Allensworth experimenta tanta injusticia socioambiental que si pueden prosperar y florecer, cualquier comunidad en California puede hacerlo también.
He trabajado en el reúso de tierras de cultivo durante años y conozco muchas historias de muchas comunidades. El caso de Allensworth es uno de los más inspiradores que he visto. Cualquier análisis económico, como el que mis colegas y yo realizamos para todo el Valle Central de California, explica cómo el plan de Allensworth traerá millones de dólares a la comunidad, al condado y al estado.
Allensworth sentará un precedente para que todas las demás comunidades rurales desfavorecidas repliquen su éxito en convertirse en comunidades rurales resilientes, independientes y con buena calidad de vida. Allensworth ya no es, como se solía decir, “el pueblo que se niega a morir”; Allensworth es un faro de esperanza para muchas comunidades desfavorecidas en los Estados Unidos.
¿Cómo podemos replicar el modelo de Allensworth?
La clave para tener éxito en justicia socioambiental es contar con buenos líderes y suficiente financiamiento. El mejor activo que tiene Allensworth son sus líderes. Son inteligentes, diligentes y, sobre todo, comprometidos con el éxito de su plan.
Después de décadas de trabajo voluntario, después de generaciones luchando en defensa de los derechos de Allensworth, finalmente tienen el financiamiento necesario para comenzar a resolver las desigualdades e injusticias que impiden una mejor calidad de vida.
Y como puedes ver con Denise, Kayode, Sherry, Jose Armando y muchos otros, ya hay líderes fantásticos en las comunidades que más necesitan su liderazgo. Es esencial que escuchemos la sabiduría, la experiencia y la dirección de estos líderes en todas nuestras comunidades, y que reciban las herramientas necesarias para tener éxito.
El Valle de San Joaquín es mi hogar actual y conozco personalmente muchas comunidades y muchos líderes comunitarios.
Por ejemplo, otro líder que todos deberían conocer es Felipe Pérez, miembro del consejo y anterior alcalde de Firebaugh, una comunidad agrícola dos horas al norte de Allensworth. El es coordinador de proyectos en SEEN, una organización sin fines de lucro de base que un grupo de amigos fundamos cuando éramos estudiantes graduados en la Universidad de California, Merced. Queríamos ayudar a las comunidades vulnerables cercanas a ser más resilientes e independientes usando la ciencia para empoderar a sus líderes y la educación para empoderar a los niños y que se convirtieran en futuros líderes. Felipe y el equipo de SEEN están comenzando a hacer realidad ese sueño que muchos compartimos.
Felipe y su esposa saben cuándo se rocían con pesticidas los campos de monocultivo que rodean su pequeña ciudad porque les sangra la nariz. ¡Imagina una calidad del aire tan mala que te hace sangrar la nariz! Lamentablemente, esa es una historia que se escucha a menudo en muchas comunidades del Valle de San Joaquín.
Felipe regularmente me envía a mí y a otros amigos oportunidades de financiamiento que ayudarían a su ciudad. Las comparte por si podemos ayudar a solicitar esos fondos, porque ellos no tienen suficiente capacidad para solicitar subvenciones.
Es un círculo vicioso porque no pueden solicitar dinero para aumentar su capacidad porque no tienen capacidad para solicitar el dinero. Su ciudad contrata a alguien que les redacta propuestas para subvenciones ocasionalmente, pero nunca han recibido suficiente financiamiento para resolver los problemas estructurales que tiene Firebaugh.
Aun así, Felipe siempre está sonriendo, siempre habla amablemente con la gente, siempre trae buena energía y buenas ideas dondequiera que vaya. Es un líder excepcional, como los de Allensworth.
Personas como Felipe y muchos otros oficiales electos y líderes comunitarios están dando la piel por sus comunidades. Y la mayoría, como Felipe, no reciben un salario como oficiales electos. Al igual que los líderes en Allensworth, son voluntarios por sus comunidades porque quieren que sus comunidades y su región sean mejores para sus familias y para sus vecinos.
La lucha que Felipe y nuestros amigos en Allensworth mantienen beneficia a todos los californianos, porque si mejoramos las condiciones de los lugares más vulnerables en California, todos se benefician. Sin embargo, querer que las cosas cambien en California no es suficiente. Lugares como Allensworth y Firebaugh necesitan financiamiento.
Las comunidades agrícolas desfavorecidas necesitan financiamiento estatal y federal
La justicia socioambiental está subfinanciada. Muchas comunidades tienen planes que funcionarán, pero sólo si se cumplen sus necesidades de financiamiento. Con un liderazgo como el de Allensworth y Firebaugh, financiamiento y planificación, California puede cambiar la actual inequidad y vergüenza en torno a la extrema injusticia socioambiental experimentada por nuestras comunidades más vulnerables y convertirse en un ejemplo global de agricultura sostenible, energía limpia y justicia climática.
Afortunadamente, estamos en un momento crítico en California porque Estados Unidos tiene una oportunidad de financiamiento única en una generación para corregir injusticias y mejorar la resiliencia climática en el país a través de fondos de la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo. Este es el momento para perseguir ideas políticas desarrolladas junto a comunidades de primera línea como Allensworth y Firebaugh, para mejorar la calidad de vida de algunos de los californianos más vulnerables mientras se beneficia a todos. Con el apoyo adecuado, el estado podría crear:
- Zonas de revitalización socioambiental alrededor de comunidades desfavorecidas y hacer una transición hacia agricultura regenerativa y otras oportunidades limpias.
- Acceso a tierra para pequeños agricultores locales y desincentivar la consolidación de grandes explotaciones agrícolas por parte de corporaciones.
- Zonas libres de pesticidas de una milla alrededor de comunidades desfavorecidas, y prohibir la aplicación de pesticidas por aviones en cualquier lugar (como ya ocurre en muchos países) para aumentar drásticamente los beneficios para la salud y el medio ambiente y disminuir los costos de salud y la destrucción de los ecosistemas.
- Incentivos para transiciones climáticamente inteligentes que creen robustez económica para pequeños y medianos agricultores, como las instalaciones agrivoltaicas y otros usos duales del suelo.
- Capacitación para miembros comprometidos de la comunidad para convertirse en líderes, y proporcionarles todas las habilidades y herramientas necesarias para tener éxito.
- Límites en la influencia de actores malintencionados y hacer que los negocios extractivos paguen por los efectos secundarios negativos de sus actividades económicas.
Mirando hacia el futuro
California cuenta con los líderes, el conocimiento y la oportunidad. Ahora necesitamos que los fondos federales y estatales fluyan directamente hacia aquellos que están trabajando activamente en mejorar sus comunidades. Necesitamos que más organizaciones de base se incorporen como organizaciones sin fines de lucro, y deben ser parte de todas las conversaciones sobre qué hacer dentro y cerca de sus comunidades.
La transición hacia la agricultura sostenible en California está en marcha y debemos hacerla bien. El financiamiento para grupos locales centrados en la comunidad y líderes comunitarios en este estado debe ponerse al día con nuestras ambiciones socioambientales y climáticas.
Si California va a seguir liderando en agricultura, entonces nuestros líderes electos deben incentivar al sector agrícola para que se vuelva sostenible lo más rápido posible. Los agricultores pequeños y medianos pueden recibir incentivos por cambiar a prácticas sostenibles y mantenerlas, y sus productos sostenibles pueden ser subsidiados para mantener asequible la comida saludable, mientras que las tierras de las grandes corporaciones pueden ser reusadas en proyectos de múltiples beneficios para beneficiar a todos.
Y las comunidades deben tener un asiento en la mesa donde se toman decisiones. O como dicen algunos líderes: “si no nos dan un asiento en la mesa, traeremos nuestra propia silla”.