Responder al COVID-19 no tiene que significar sacrificar a las comunidades vulnerables

May 6, 2020 | 11:32 am
Ronnie Pitman/Flickr
Genna Reed
Former Director of Policy Analysis

En su respuesta a la crisis COVID-19, es imperativo que el gobierno no cargue a las comunidades vulnerables y a los trabajadores esenciales con las consecuencias de decisiones apresuradas.

El 25 de marzo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) anunció que se estaban realizando esfuerzos para aumentar la capacidad de esterilizar el equipamiento médico de varias instalaciones, utilizando el conocido agente carcinógeno, óxido de etileno (OE): “Aunque debemos tomar en cuenta los riesgos que las emisiones de óxido de etileno pueden presentar, y abordar esos riesgos sigue siendo una prioridad reglamentaria mayor de la Agencia, es importante tener presente que esos riesgos están vinculados a exposición a la sustancia química a lo largo de una vida entera, un período de 70 años, mientras que COVID-19 representa una amenaza inmediata a nuestra nación durante esta crisis”.

Pero lo que el Administrador Wheeler, oportunamente, omitió mencionar es que normalmente no se usa el óxido de etileno para esterilizar las mascarillas para su reutilización. No obstante, ese hecho no impide a que la empresa de esterilización médica Medline, intente llevarlo a cabo.

Poco después del anuncio de la EPA, Medline anunció que solicitaba de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) una autorización de uso por emergencia (EUA, por sus siglas en inglés) la esterilización de las mascarillas N95 con óxido de etileno.

Esta empresa maneja la instalación en Waukegan, IL que acaba de retomar sus operaciones después de la presión ejercida por los defensores comunitarios, lo cual les obligó a instalar nuevos controles de emisiones y medidas de contención para reducir las emisiones de óxido de etileno, y ahora podría potencialmente, redoblar sus operaciones para reprocesar el equipo de protección personal, hasta 100,000 mascarillas N95 por día. Pero a pesar de decir que la empresa estaba a punto de recibir la aprobación de la FDA para este método de esterilización, aún no ha sido autorizado por esta agencia.

Uno de los fabricantes de mascarillas N95, 3M, ha desaconsejado el uso de óxido de etileno para esterilizar sus mascarillas: “porque el óxido de etileno es un agente carcinógeno por vía de inhalación y cualquier residuo que dejen los gases efluentes del óxido de etileno sería inhalado directamente por el usuario”.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han recomendado que “cualquier uso de óxido de etileno debería estar acompañado de investigaciones para asegurar que no habrá gases efluentes en la zona de respiración del usuario, dado que el óxido de etileno es un agente carcinógeno, y en casos de inhalación crónica, el óxido de etileno ha sido vinculado con disfunción neurológica y puede causar otros efectos nocivos al usuario”.

La guía de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) publicada el 24 de abril desaconsejó el óxido de etileno como opción para reprocesar mascarillas, debido a preocupaciones por la seguridad de los trabajadores.

Y un estudio del Instituto Nacional de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) publicado en abril validó la efectividad de emplear otros métodos para reprocesar las mascarillas N95, incluso el uso de agua oxigenada vaporizada, calor seco y la luz ultravioleta. El óxido de etileno no fue recomendado.

En conclusión: el óxido de etileno no debería ser utilizado para volver a esterilizar las mascarillas N95 usadas. Si a Medline se le permitiera usarlo de esta manera, los trabajadores de la salud podrían estar expuestos, no solo a un virus potencialmente mortal, sino también a una toxina mortal, mientras intentan salvar vidas por todo el país. Y los trabajadores de salud no son las únicas personas que enfrentan la carga adicional de un mayor riesgo de exponerse al COVID-19 y OE.

La respuesta al COVID-19 ha aumentado las inequidades de la salud 

Durante la pandemia de COVID-19, muchos de nosotros, los que somos suficientemente privilegiados para trabajar desde la casa y así ayudar a doblegar la curva, tomamos por dado que el aire que respiramos está seguro. Este no es el caso para todos.

Muchas comunidades que están en la primera línea de la contaminación, que son desproporcionadamente Afro, Latinx y de bajos ingresos debido a sistemáticas injusticias raciales y sociales, viven cerca de corredores industriales donde las instalaciones siguen operando (con aún menos vigilancia por parte del gobierno) y estas comunidades tienen una conciencia viva y dolorosa de que el aire limpio no está garantizado.

A medida que el COVID-19 avanza rápidamente por el país, se magnifican las inequidades de larga data que han aumentado el grado de vulnerabilidad de las poblaciones marginadas aún más, y tal como nuestros sistemas sociales y económicos impactan nuestra salud, estas mismas comunidades experimentan la pérdida de vida y propiedad a una tasa desproporcionadamente más alta.

El óxido de etileno es solo un ejemplo de un peligroso contaminante del aire que pone en riesgo la salud y seguridad de las comunidades en época de COVID-19. Es un químico utilizado tanto en la fabricación de otros químicos industriales como en la esterilización de equipamiento médico, incluso algunos equipamientos requeridos por los trabajadores de salud que están en la primera línea de la lucha contra una pandemia.

Después de hallar en 2018 que muchas comunidades están expuestas al OE a niveles que exceden el umbral de seguridad, la EPA comenzó a desarrollar unos reglamentos para confrontar el problema de las emisiones, y la FDA está promoviendo la innovación en la industria de esterilización. Pero a la larga, la innovación no debería conseguirse a costa de   la salud de las comunidades de primera línea, quienes ya viven niveles insalubres por contaminación del aire.

Esta administración debería estar haciendo todo lo que pueda para brindar el equipamiento necesario a los trabajadores de la salud y a otros trabajadores esenciales, pero esto no se debería lograr utilizando nuevos métodos a base de un conocido agente carcinógeno y cuya seguridad no ha sido adecuadamente probada.

“A nuestra comunidad deliberadamente o no, se nos pide sacrificar la salud y la vida para asegurar la seguridad de otros”

Hablé con Dylan y Diana Burdette, defensores comunitarios radicados en Waukegan, IL. Ellos llamaron la atención a la manera en que la pandemia ha resaltado aún más las subyacentes inequidades en la comunidad de justicia ambiental, y están preocupados por el nuevo empeño de Medline por esterilizar el equipo de protección personal usado. Dylan me dijo:

“A nuestra comunidad, deliberadamente o no, se nos pide sacrificar la salud y la vida para asegurar la seguridad de otros. Ahora, la pandemia solo ha fortalecido ese contraste. Lo que se nos pide de nuevo es arriesgarnos para que los demás puedan estar a salvo. Nuestros propios médicos no tienen equipos de protección personal. Por si fuera poco, siendo una comunidad obrera, muchos de nosotros no tenemos acceso a servicios de salud. Eso no ha cambiado, solo ha sido exacerbado por la pandemia. Para colmo, uno de los problemas más comunes que experimentan las personas que respiran OE son enfermedades respiratorias que agravan y aumentan las tasas de mortalidad para COVID-19”.

Siendo una comunidad obrera, “mucha gente no puede confinarse en casa. Son trabajadores esenciales de la primera línea. Son las personas que trabajan en las bombas de gasolina, los mercados, conducen y entregan. Son las personas que aún están trabajando. Tienen un mayor riesgo contraer el virus por culpa de enfermedades respiratorias asociadas a la contaminación de aire en nuestros vecindarios. Y corren mayor riesgo de muerte si contraen al virus. Lo que ha hecho esta pandemia es resaltar el contraste entre las divisiones en nuestra sociedad, ya sea por clase o por raza”.

Respondiendo sobre cómo la EPA y la FDA deberían estar tomando las decisiones sobre la esterilización de los equipos de protección personal, Dylan señaló que:

“Hay preguntas serias sobre la ciencia de cómo usar OE para esterilizar los equipos de protección personal. La FDA aún lo está considerando. En realidad, no sabemos si va a ser un método seguro o no, dado el tiempo de emisión de gases efluentes requerido para la esterilización con OE. Como son personas de primeros auxilios las que están usando este equipo de protección personal que potencialmente será esterilizado usando OE, ¿ellos también estarán en mayor riesgo de contraer cáncer? Esta es una duda que la FDA debe resolver antes de avanzar. Y la EPA debe resolver si esto valdrá la pena. ¿Vale la pena arriesgar al resto de la comunidad por un proceso que puede exponer a los trabajadores sanitarios a un mayor riesgo de impactos a su salud a largo plazo? Existen métodos que parecen funcionar mejor, como él del agua oxigenada vaporizada”.

Estas preocupaciones sobre seguridad se sienten no solo por parte de los trabajadores comunitarios. Durante una teleconferencia de los CDC sobre el uso de equipo de protección personal que se realizó en marzo, la Capitán Lisa Delaney del Equipo de Salud y Seguridad Laboral para el COVID-19 habló sobre la necesidad de estudios que evidencien la seguridad de este método para los usuarios de las mascarillas.

Tales estudios deben ser realizados y socializados antes de que las empresas consideren el uso de este método. Esto fue reiterado por la reciente guía de la OSHA donde plantea que “falta información adicional con respecto a la exposición de los trabajadores a OE asociado al uso de ciertos sistemas de descontaminación y mientras se usan ciertos respiradores para partículas que han sido descontaminados utilizando tales métodos”.

También pregunté cómo la EPA podría mejorar la socialización de los riesgos que enfrentan las comunidades, como lo recomendó el mismo comité de vigilancia de la EPA. Diana comentó,

“Creo que es fundamental comunicar el riesgo de vivir dentro de una comunidad tóxica, cuando individuos están mudándose allí por primera vez y mientras ocurre la mudanza. Tenemos una comunidad transitoria. Si estamos conscientes de los riesgos que existen dentro de cierta área, entonces tenemos la oportunidad de decidir si tomar ese riesgo o no. La decisión de asumir más riesgo debería ser tomada por los que se mudan a estas áreas. Se nos ha quitado esa decisión con la falta de transparencia”. Ella continuó: “La pandemia hace daño a la función respiratoria y la toxina es igual de dañina a las funciones respiratorias e inmunológicas. La pandemia, específicamente, golpea a las comunidades que ya están debilitadas por la contaminación del aire, es decir, en sus funciones respiratorias e inmunológicas. Si vamos a asumir un riesgo doble, deberíamos poder tomar la decisión nosotros mismos”.

Hasta el momento, ni la EPA ni Medline se ha puesto en contacto con los miembros de la comunidad de Waukegan para explicar las decisiones que están tomando con respecto a la aplicación reducida de la ley y la ampliación de esterilización durante la pandemia. Diana me contó,

“Lo menos que podría hacer Medline, al lanzar toxinas respiratorias al aire de nuestra comunidad y hacernos más vulnerables a una enfermedad respiratoria, es ayudar a equipar a los profesionales de salud y otros trabajadores esenciales con equipo de protección personal para protegerlos. Yo sé que no pueden prevenir el avance de COVID-19, pero sí pueden brindar las herramientas de seguridad que le ayudará a esta comunidad que es, en este momento, una de las zonas de Illinois con el mayor número de infecciones”.

“La aplicación diferenciada de la ley afectará de manera negativa y desigual a la salud pública y golpeará a las comunidades étnicas y raciales”

Mientras que la EPA elabora nuevos estándares de tecnología de protección de la salud para usuarios y fabricantes que emiten OE a lo largo del país, está descuidando la aplicación de los reglamentos de emisión vigentes de los fabricantes de óxido de etileno (entre otros contaminantes industriales) debido a solicitudes de la industria relacionadas con la asistencia por el COVID-19.

Y no es que se hayan ganado un premio por la aplicación de los reglamentos durante los últimos tres años. Además, un informe reciente del inspector general de la EPA reveló que la EPA no informó a las comunidades afectadas sobre los riesgos de la exposición al óxido de etileno, particularmente a las comunidades étnicas y raciales y comunidades de bajos recursos en el Sur.

Hablé con Beto Lugo-Martínez de la organización de base CleanAirNow sobre las preocupaciones que tiene frente a las instalaciones químicas de Harcros, cuya sede principal está en la Ciudad de Kansas, y que tiene instalaciones desplegadas por comunidades de justicia ambiental por todo EEUU. La empresa es un usuario del óxido de etileno y tiene antecedentes de violar las leyes ambientales. Dijo,

“La aplicación diferenciada [de los reglamentos] afectará de manera negativa y desigual a la salud pública y golpeará a las comunidades étnicas y raciales. La exposición a irritantes respiratorios puede aumentar la existencia de enfermedades respiratorias en la coyuntura de COVID-19. Es un momento crítico para mantener una aplicación estricta de las leyes ambientales para proteger la salud comunitaria y proteger a las comunidades de las toxinas químicas”.

Está más preocupado que,

“Las comunidades que van a sufrir más por COVID-19 son las comunidades de primera línea que ya tienen enfermedades respiratorias y ya sufrían desde antes de la llegada de la pandemia. Son más susceptibles a contraer el virus. Estas áreas continúan siendo las zonas de sacrificio. Estamos sacrificando a nuestra gente que está en el frente, en detrimento de /[por el beneficio de] estas instalaciones que contaminan más de lo que está permitido por la EPA”.

Respondiendo sobre cómo la EPA debería relacionarse con las comunidades para socializar el riesgo y explicar las actividades de aplicación o no de los reglamentos, Beto comentó,

“Me gustaría ver que hagan más información disponible a la comunidad. Es importante que sepan qué está pasando. [Las empresas] deberían convocar juntas públicas y compartir cualquier impacto que tengan las emisiones sobre la salud pública y el medio ambiente. Las comunidades deberían enterarse de alternativas o arreglos tecnológicos que podrían reducir los riesgos a la salud asociados con contaminantes nocivos. Otra cosa es que el dinero de las multas no llega a las comunidades. Puede que las comunidades y las organizaciones locales ni estén conscientes de que la EPA está cobrando multas a estas instalaciones. Ese dinero podría devolverse a proyectos dirigidos por la comunidad que podrían mitigar los impactos de la contaminación ambiental”.

Beto también señaló que la mayoría de las comunicaciones de la EPA ocurre al nivel federal, no local. Él sugiere que la agencia haga “comunicados de prensa locales para informar a las comunidades sobre las violaciones que ocurren en las comunidades, para ayudar a la gente a entender los riesgos y las conexiones con la salud. En vez de dar a las industrias la libertad total para contaminar, la EPA debería hacer su trabajo, que es proteger la salud humana y ambiental. No vemos que eso esté ocurriendo”.

La reacción federal al COVID-19 no debería agobiar a las comunidades más vulnerables

Mientras el gobierno federal trabaja para protegernos y mantener a flote la economía, no puede hacer caso omiso al sacrificio de las comunidades de primera línea. El gobierno debe asegurar que las soluciones a las amenazas asociadas con la pandemia no agraven los antiguos problemas de las comunidades de primera línea y que las ganancias de contaminadores no sean priorizadas por encima de la salud pública. Alternativas más seguras deben ser consideradas antes de exponer innecesariamente a las comunidades a más emisiones de óxido de etileno cancerígeno. Además, la comunicación abierta y la transparencia sobre las operaciones del gobierno con las comunidades locales son la clave para lograr proteger la salud y la seguridad de la gente. La única manera que vamos a superar esta crisis es haciéndolo juntos y aprendiendo de los errores cometidos. No podemos arriesgar la salud y la seguridad de ninguna comunidad, ni ahora ni en el futuro. Con protecciones más fuertes podríamos asegurar mejor salud para todos.

Se pueden encontrar a Beto Lugo-Martínez y su organización Clean Air Now en las redes sociales en https://www.facebook.com/pg/cleanairnowkc/ y en twitter @BetolMartinez y @MoKanCAN, una organización miembro de @The_MFN.