Vivimos en una época de gran volatilidad en el precio del gas que ha afectado a casi todos los sectores de nuestra economía. También vivimos una época plagada de costosos fenómenos meteorológicos “que no son normales”. De hecho, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) recién advirtió del destino decisivo que representa esta década para la toma de acciones para enfrentar la crisis climática en beneficio nuestro y de todas las especies de las que dependemos.
Además, todavía estamos tratando de recuperarnos de una pandemia que ha dejado aún más claro el impacto desproporcionado que tiene la contaminación del aire en las comunidades agobiadas, haciéndolas aún más vulnerables a los efectos negativos del COVID-19.
La transición a las energías renovables no sólo es una de las herramientas más importantes que tenemos al alcance de nuestras manos para enfrentar el cambio climático, sino que también representa una gran oportunidad de tener un mayor control sobre nuestras opciones energéticas, mejorar la salud de nuestras comunidades y del planeta, crear empleos y patrimonio, y mucho más.
¿Pero hasta qué punto es factible esta transición? ¿Y puede esta transición beneficiarnos a todos?
La Unión de Científicos Conscientes (UCS, por sus siglas en inglés), junto con los grupos de justicia ambiental COPAL MN de Minnesota, GreenRoots de Massachusetts y la Michigan Environmental Justice Coalition, llevaron a cabo un análisis para examinar estas preguntas. En la ruta hacia 100 por ciento energía renovable examinó cómo 24 estados miembros de la U.S. Climate Alliance (USCA) pueden satisfacer todas sus necesidades de electricidad con energía renovable, al tiempo que descarbonizan otros sectores de la economía y garantizan beneficios equitativos para todas las comunidades. El estudio también incluyó un análisis detallado de tres estados miembros de la USCA – Massachusetts, Michigan y Minnesota – para destacar aún más las consideraciones económicas, de salud pública y de asequibilidad de la energía a fin de realizar la transición hacia energía 100 por ciento renovable.
Esto es lo que encontramos:
Es factible alcanzar el 💯 para el año 2035
Los estados disponen de vías técnicamente viables y muy beneficiosas para alcanzar el 100 por ciento de energía renovable.
Utilizando el modelo de electricidad Regional Energy Deployment System (ReEDS) del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL, por sus siglas en inglés), examinamos cómo los estados miembros de la USCA podrían satisfacer el 100 por ciento de sus necesidades de electricidad para el año 2035 mediante la implementación de estándares de electricidad renovable (RES, por sus siglas en inglés) fortalecidos. Este nivel de ambición coincide con un número cada vez mayor de estados que ya se están comprometiendo con un 100 por ciento de energía renovable o libre de carbono, junto con ciudades, pueblos, empresas e instituciones. Además, ya estamos viendo el papel destacado que las energías renovables empiezan a tener en nuestra matriz energética. Tan sólo el mes pasado, la energía eólica produjo por primera vez en Estados Unidos más electricidad que el carbón y la energía nuclear juntos en el transcurso de un día.
Encontramos que en nuestro escenario de “100% RES”, la generación de electricidad a base de carbón desaparece esencialmente para el año 2040 en los estados miembros de la USCA. Entre los años 2020 y 2040, la generación solar en estos estados crece casi nueve veces y la eólica más de siete veces.
Para el 2040, la generación de electricidad en los estados miembros de la USCA sería un 73 por ciento renovable. No alcanza el 100 por ciento, debido a la diferencia entre el consumo y la generación: Aunque los estados miembros de la USCA pudieran satisfacer todas sus necesidades de electricidad con energías renovables tal y como lo requieren los RES, nuestro modelo permite que las centrales a base de carbón, gas y energía nuclear sigan operando, y así lo hacen, ya que las principales redes eléctricas de Estados Unidos están interconectadas entre muchos estados y la energía se comparte a través de las fronteras estatales.
💯 para el 2035 es necesario
La transición a 100 por ciento energía renovable va más allá de sólo la tecnología. Reconozco que me maravilla cuando veo que la energía solar funciona a pequeña y gran escala, y que los paneles solares mejoran con cada generación. También me fascina aprender sobre turbinas de viento más grandes y potentes que aprovechan mejor la energía eólica en la tierra y el océano. Pero una de las cosas que más valoro de las energías renovables son las innumerables oportunidades que la transición a renovables puede aportar, como un aire más limpio, una mejor salud y más empleos.
Nuestro modelo muestra el poder de las energías renovables. La transición de los combustibles fósiles a las energías renovables en el escenario de 100% RES reduce la contaminación atmosférica nociva procedente de las centrales eléctricas muchísimo más que en nuestro escenario de “Sin Nuevas Políticas” (es decir, con planes y políticas actuales). Para el año 2040, las emisiones de dióxido de azufre (SO2) y de óxidos de nitrógeno (NOx) procedentes de las centrales eléctricas de los estados miembros de la USCA se reducirían en un 88 por ciento y un 77 por ciento, respectivamente, esto en comparación con un 27 por ciento y 18 por ciento bajo políticas y planes actuales. Esta medida representaría una reducción aproximada de entre 6.000 y 13.000 muertes prematuras y una disminución de más de 140.000 casos de exacerbación del asma; también evitaría 700.000 días de trabajo perdidos por motivos de enfermedad entre los años 2022 y 2040, en comparación con las políticas y planes actuales. El valor de los beneficios para la salud pública asciende a casi $280.000 millones a lo largo de las dos décadas.
Igual de importante es que la descarbonización de la red eléctrica también puede reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Con la reducción del uso de combustibles fósiles en la política de 100% RES, las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas de los estados miembros de la USCA serían un 58 por ciento menores a los niveles de 2020 para el año 2040; dicha reducción sería de sólo el 12 por ciento con las políticas y planes actuales.
Nuestro análisis subraya la importancia de descarbonizar la red a medida que electrificamos los sectores del transporte y la construcción. Impulsar la electrificación sin enfocarse en la descarbonización de la red eléctrica, un escenario de “Electrificación sin Descarbonización”, hace que las emisiones de las centrales eléctricas para el año 2040 sean casi cinco veces mayores en cuanto a SO2, más de tres veces más elevadas en cuanto a NOx, y más de dos veces más altas en cuanto a CO2, en comparación con la política de 100% RES; las emisiones de CO2 incluso serían un 14 por ciento más elevadas que de continuar con las políticas y planes actuales.
Adicionalmente, hay muchos más beneficios que necesitamos ahora más que nunca mientras nuestra economía intenta recuperarse de la pandemia. Estos incluyen el enorme potencial de generación de nuevos empleos en la industria de la energía limpia. Tan sólo en Michigan, nuestra política de 100% RES generaría más de 100.000 empleos adicionales en la construcción o instalación de la nueva capacidad energética, principalmente eólica y solar, desde el 2022 hasta el 2040.
Podemos hacer esta transición al💯 equitativamente
Nuestros resultados también muestran que una transición a energía renovable y dejar el uso de combustibles fósiles requiere dar especial atención para asegurarnos que todos puedan experimentar los beneficios, mientras que al mismo tiempo evitar que persistan las desigualdades históricas en el sector energético. Muchas comunidades siguen soportando una carga desproporcionada de los impactos negativos provocados por la instalación durante muchas décadas de la infraestructura del sector energético a base de combustibles fósiles en vecindarios marginalizados o cerca de ellos a nivel nacional.
Nuestro análisis En la ruta hacia 100 por ciento energía renovable detalla una serie de políticas basadas en los estándares de electricidad renovable, las cuales son necesarias para dejar más rápidamente los combustibles fósiles, reducir la contaminación y promover resultados equitativos en la transición a la energía renovable. Más específicamente, las personas de razas y etnias marginadas, los Indígenas, los inmigrantes y las comunidades de bajos ingresos deben tener pleno acceso a los nuevos empleos, al desarrollo económico y a las iniciativas de emprendimiento que generarán los compromisos más ambiciosos de energía limpia. Aunque es probable que las energías renovables reduzcan los costos en general, los hogares con ingresos bajos y moderados deben recibir un apoyo especial para acceder a las tecnologías de energía limpia y reducir su carga económica de energía. Del mismo modo, las comunidades que ahora dependen de los combustibles fósiles necesitan apoyo para superar esa dependencia. Y a través de todo esto, las comunidades en primera línea de sufrir los impactos por los cambios en las políticas y las prácticas energéticas deben tener poder en los procesos de toma de decisiones.
Exijamos acción política
Como mencioné con anterioridad, las energías renovables representan una emocionante oportunidad para aportar múltiples beneficios a nuestra economía, nuestra salud y nuestro planeta. Y la gran noticia es que es técnicamente factible satisfacer el 100 por ciento de las necesidades de electricidad de los estados miembros de la USCA con energía renovable, al tiempo que hacemos más limpios otros sectores de la economía.
Lo que necesitamos ahora es voluntad política para hacer realidad esta transición y garantizar que sus beneficios lleguen a todos. Pongámonos en contacto con los responsables de las políticas en todos los niveles, desde las ciudades y los estados hasta nuestro gobierno federal, y pidámosles que tomen acciones para garantizar una transición energética limpia y equitativa ahora.